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martes, 21 de octubre de 2008

Educar para enfrentar el sufrimiento en la infancia

Educar para enfrentar el sufrimiento en la infancia
Teodoro Herranz Castillo, Lorena Silva Balaguera, María Herranz Lence


Resumen.

Este artículo pretende abordar el sufrimiento emocional en la infancia. Queremos ver qué significa educar en cuanto guía-protección, frente al desvalimiento de los conflictos emocionales que cada vez con más frecuencia atendemos. Cómo los menores pueden sobrevivir emocionalmente a la inestabilidad en los vínculos primarios, a vínculos tóxicos donde la dependencia del niño se sustituye por la dependencia del adulto. Y, en ese camino, enseñar a “sobrevivir emocionalmente”, analizar con qué herramientas “humanas-técnicas”, podemos contribuir a la prevención, y a la reparación del daño.

Palabras clave:
Sobrevivir emocionalmente.
Tutores de resiliencia
Tutores de esperanza
Psicodrama.
Limitar no Invalidar


Resumen.

Este artículo pretende abordar el sufrimiento emocional en la infancia. Queremos ver qué significa educar en cuanto guía-protección, frente al desvalimiento de los conflictos emocionales que cada vez con más frecuencia atendemos. Cómo los menores pueden sobrevivir emocionalmente a la inestabilidad en los vínculos primarios, a vínculos tóxicos donde la dependencia del niño se sustituye por la dependencia del adulto. Y, en ese camino, enseñar a “sobrevivir emocionalmente”, analizar con qué herramientas “humanas-técnicas”, podemos contribuir a la prevención, y a la reparación del daño.

Palabras clave:
Sobrevivir emocionalmente.
Tutores de resiliencia
Tutores de esperanza
Psicodrama.
Limitar no Invalidar


1. INTRODUCCIÓN.

Aunque siempre ha estado con nosotros la idea de resiliencia, (“teniendo en cuenta la extraordinaria actividad sintética del yo, creo que no podemos seguir hablando de trauma sin abordar al mismo tiempo la cuestión de la cicatrización reactiva.” Freud, S. 1930), no ha sido hasta fechas recientes cuando la idea se concreta en una palabra que, a su vez, organiza un proceso de búsqueda e investigación, que está pasando a ser una guía en la intervención clínica, terapéutica y educativa, tanto en el campo de la reparación del sufrimiento como en el de la prevención y protección frente al mismo.

“Desde modelos más salutogénicos, se entiende al individuo como un sujeto activo y fuerte, con una capacidad natural de resistir y rehacerse a pesar de la vivencia de adversidades” (Vera, 2004).
Para definir el concepto de Resiliencia vamos a hacer acopio de algunas propuestas:

Resiliencia: Un fenómeno al que tradicionalmente se ha prestado poca atención pero que, en los últimos años, ha comenzado a ser objeto de estudio. Personas resilientes que, enfrentadas a un suceso traumático, no experimentan síntomas disfuncionales ni ven interrumpido su funcionamiento normal, sino que consiguen mantener un equilibrio estable sin que afecte a su rendimiento y a su vida cotidiana. A diferencia de aquellos que se recuperan de forma natural tras un período de disfuncionalidad, los individuos resilientes no pasan por este período, sino que permanecen en niveles funcionales a pesar de la experiencia traumática. (Vera, 2004)

Resiliencia o la capacidad de resistir y rehacerse: Desde hace algunos años ha comenzado a manejarse el concepto de resiliencia como aquella cualidad de las personas para resistir y rehacerse ante situaciones traumáticas o de pérdida. La resiliencia se ha definido como la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves. La resiliencia no es absoluta ni se adquiere de una vez para siempre, es una capacidad que resulta de un proceso dinámico y evolutivo que varía según las circunstancias, la naturaleza del trauma, el contexto y la etapa de la vida y que puede expresarse de muy diferentes maneras en diferentes culturas (Manciaux et al., 2001)

La resiliencia es un proceso, un devenir, de forma que no es tanto la persona la que es resiliente como su evolución y el proceso de vertebración de su propia historia vital (Cyrulnik, 2001).

Dos dimensiones son inseparables del concepto de resiliencia: la resistencia a un trauma y la evolución posterior satisfactoria y socialmente aceptable. (Vera, 2004)

El primero que utilizó en sentido figurado el concepto de resiliencia, tomándolo prestado de la terminología física, fue Bowlby (1992) quien la definió como el resorte moral o la cualidad de la persona que no se desanima, que no se deja abatir.


La resiliencia (del inglés resilience) es un fenómeno ampliamente observado al que tradicionalmente se ha prestado poca atención, y que incluye dos aspectos relevantes: resistir el suceso y rehacerse del mismo (Bonanno, Wortman et al, 2002; Bonanno y Kaltman, 2001)


Dentro de una concepción del desarrollo, la resiliencia es un concepto evolutivo y de la salud que caracteriza los procesos dinámicos que facilitan la organización e integración de la experiencia en modos de funcionamiento adaptativos. Ese concepto reafirma la capacidad del ser humano de superar situaciones potencialmente traumáticas, transponiendo el determinismo y dando la posibilidad de esperanza de desarrollo adaptativo incluso en situaciones o escenarios marcadamente conflictivos (Junqueira & Deslandes, 2003, en de Castro y Jimenez, 2007)

El concepto de resiliencia ya aparecía en la Teoría del Apego, de Bowlby, al atribuir la aparición de la resiliencia a las primeras experiencias del niño con la madre, el padre y otros, ya que las experiencias positivas contribuyen a la formación de personalidades saludables y resilientes (Bowlby, 1976)

Un modo de unir e integrar las definiciones de este concepto podríamos encontrarlos en el texto de Vanistendael Stefan (2004, págs 12)

Resiliencia: “Se trata de una capacidad para sobreponerse a las dificultades y de crecer en la duración de las mismas. Esta capacidad se apoya menos en la fuerza que en una serie de elementos positivos como la amistad, el proyecto de vida, una espiritualidad, que permita la construcción o la reconstrucción de la vida. Esta capacidad se presenta bajo la forma de un proceso de vida que se construye con otras personas del entorno y que permanece siempre variable. Normalmente este proceso necesita la articulación de responsabilidades entre diferentes personas, diferentes grupos, diferentes niveles en la sociedad y comprende la responsabilidad- a veces pequeña, pero siempre real – de la víctima con su propio futuro. La realidad humana de la resiliencia es verdaderamente un proceso de crecimiento, una evolución positiva a través de grandes dificultades, un crecimiento hacia una nueva etapa de la vida, y no únicamente un simple rebotaré como el de un resorte que vuelve a su forma original o como el concepto físico de resiliencia. Es un proceso orientado por una ética profunda.


2. ¿SE PUEDE CONSTRUIR LA RESILIENCIA?

Friederich Losel lo formula claramente : “la herencia genética determina los límites extremos de lo posible, pero en el interior de estor límites tenemos un enorme abanico de posibilidades que serán actualizadas gracias a la interacción social que nos ayuda a construir una vida” Vanistendael Stefan (2004, págs 8)

Articulamos el trayecto de construcción de la resiliencia en dos etapas:

1. Una etapa de generalización, en la que observamos algunos dominios de intervención posible pero, a tal nivel de abstracción, que no sabemos siempre qué hacer.
2. Una segunda etapa, en la que hay que situarse a partir de la realidad específica o de un caso.

“Los elementos que permiten construir la resiliencia son elementos de felicidad humana normal, elementos ya descubiertos en la psicología clásica, orientaciones ya puestas en práctica por los grandes pedagogos de la historia como Don Bosco, Juan Bautista de la Salle, Pestalozzí, Montesori y otros… En muchos de los casos la resiliencia se fundamenta en el vínculo y el sentido”. (Vanistendael Stefan. 2004, págs 11).

Por otra parte, “la capacidad para descubrir un sentido”. He aquí un segundo elemento clave para la resiliencia:


Dos elementos de sentido fácilmente olvidados, los rituales que expresan cuidado para nuestra vulnerabilidad, pueden convertirse en un apoyo al sentido y, a la vez, incluso un vínculo, en tanto que permanecen habitados por las mismas personas, y que no se convierten en una rutina enojosa. En el mismo sentido no subestimamos la importancia de la belleza bajo todas sus formas y bajo todos sus gustos, como vínculo con la vida, como contribución al sentido. Otros elementos para construir la resiliencia:
La autoestima, pero sin exageración, si no derivará en arrogancia. Toda clase de competencias humanas, sociales, profesionales, El humor constructivo. Y no olvidemos cualquier otro elemento que pueden encontrar y puede servir. Vanistendael Stefan (2004, pág. 12)


3. TUTORES DE RESILIENCIA.

“Todos nosotros nos construimos en los encuentros” Vanistendael Stefan (2004, pág. 12)... De hecho, es aquí donde podemos situar la mirada positiva del otro: el otro me mira, me escucha... Boris Cyrulnik llama a estas personas de confianza y de apoyo, tutores de resiliencia.

Si el encuentro es nuestra herramienta para convertirnos en personas generadoras de esperanza y referentes frente a la adversidad vital y emocional, valdría la pena crear un breve manual de instrucciones para aprender este rol.
Para ello, hemos rastreado el concepto de encuentro en la obra de Martín Buber, a quién se le atribuye, no sólo sus aportaciones a la filosofía, sino sobre todo contribuir a la que posteriormente se denominaría psicoterapia del encuentro : “psicodrama”
La propia biografía de Martín Buber, nos hace pensar en él como un resiliente.

“ Buber vive una etapa muy importante de su niñez con sus abuelos en Polonia, su madre los había abandonado y eran gente muy culta que habían introducido en su pensamiento la antigua idea en la que ocupa un lugar destacado la lectura de textos, y lo grupal” ( Cesar Wenk, 2004). Buber se aleja de lo religioso, se dedica al periodismo, para con posterioridad encontrarse con los escritos de maestros jasídicos y en 1904, los da a conocer.

En sus cuentos jasídicos, Martín Buber, nos muestra algunas de las ideas que están la psicoterapia humanista como elementos de intervención.

El Jasidismo es un movimiento dentro del Judaísmo que va a subrayar todo lo positivo que tiene el vivir, “el aquí y el ahora”. Y lo llamativo que esto se da entre gente muy sencilla.

¿Cuáles son las aportaciones del Jasidismo?

a. Su esencia es el concepto de una vida de fervor y fervoroso júbilo, y concretar una vida de entusiasmo y de nobleza que ninguna experiencia negativa pueda sofocar, como las que venían sufriendo el pueblo judio por las masacres de Polonia. (Recordemos la anécdota, donde Moreno nos decía que quería ser recordado como la persona que introdujo la alegría en la psiquiatría)
b. Las dificultades que el hombre tiene consigo mismo y con el mundo, están destinadas a hacer de este mundo un lugar de perfeccionamiento.

EL JASIDISMO: Es un movimiento dentro del judaísmo tradicional que frente a las pruebas duras de la vida eligen vivir en una concepción que privilegia la relación con los demás aceptando a cada persona por lo que es, una aceptación incondicional, aunque a día de hoy los jasidim no encarnan sus ideas originales. Inflamó a sus seguidores, fuesen sencillos o intelectuales, con el regocijo por el mundo tal cual es y por la vida tal cual es.

EL HESED de donde deriva Jasidismo,
es una forma particular de AMAR
que se caracteriza por querer al otro por lo que el otro es y cómo es.
Es un don mutuo y una alegría chispeante,
fruto del descubrimiento de sí mismo,
gracias a la presencia del otro.

Es una fuerza para vivir con entusiasmo el presente
Y saber que se le puede transformar.

Es el motor necesario para la creación.
Es Dios que busca al hombre.
Porque sin ÉL no está completo
ni puede acabar su obra creativa.

En las ideas de Buber, también se aprecian enseñanzas que toma de la Cábala.

En la concepción cosmogónica de los Cabalistas, la creación era como chispas o luces que habían emanado de Dios y que habían caído en el mundo concreto, rodeándose de una cáscara que impedía que se viera su luz y la tarea de los humanos era sacarlas de este caparazón y recuperar su brillo natural.


El hombre jasídico: Para Martín Buber está marcado por una serie de temas que tienen su correlato en la Psicoterapia del encuentro, Psicodrama Moreniano.

¿Podría ser el Tzadik un tutor de resiliencia?

El llamado Tzadik, el Maestro, en la tradición jasidica, es una persona erudita en las cosas que tienen que ver con el alma humana y su forma de buscar el camino:

Sus funciones:
CURAR Él puede curar el cuerpo y el alma porque SABE EL CÓMO, el uno está ligado con la otra y esa comprensión le da poder para influir sobre ambos.Esto es lo que relata Buber del profundo conocimiento que tenían sobre la penetrante conexión entre el cuerpo y el espíritu, cómo actuaban uno sobre otro, lo que hoy llamaríamos psicosomáticaA este trabajo de descubrir esta secreta unión se le llamó discernimiento del espíritu
ENSEÑAR una y otra vez toma de la mano y guía
FINALIDAD Hasta que pueda aventurarse solo
NO TE REEMPLAZA No te libera haciendo lo que tú ya eres lo bastante fuerte cómo para hacerlo por ti mismo
Lo que NO PUEDE HACER: El Tzadik el Maestro, no puede tomar el lugar del jasidim (discípulos) :
Fortalece A tener el coraje de ponerse en la búsqueda. El Tzadik fotalece a su jasid en las horas de duda, PERO NO LE INSUFLA LA VERDAD.
VERDAD Como la verdad es en realidad hacerse verdadero, adecuarse a la realidad, LE AYUDA A CONQUISTARLA Y RECONQUISTARLA POR SI MISMO, porque es todo un trabajo, que se va logrando poco a poco y a veces se sale de nuestro horizonte.
MEDIACIÓN Es sólo un medio para... Una y otra vez recalca los limites de la mediación Un hombre puede tomar el lugar de otro SÓLO HASTA EL UMBRAL DEL SANTUARIO INTERIOR
PRESENCIA CORPORAL Influye en su jasid, no ya por una dirección consciente, si no por la proximidad corporal.
CÓMO ENSEÑA Con su existencia misma y no con palabras.
EL HOMBRE COMPLETO No porque esté allí como un intelectual sino como hombre completo, en su existencia terrenal, en la que la totalidad del ser es puesta a prueba.


4. UN NIÑO ES PEQUEÑO.

Probablemente esta afirmación por obvia parece pueril, pero si nos detenemos en revisar la clínica infantil, veremos que esta afirmación es el mayor olvido en la crianza y la educación de los hijos. Se nos olvida que los niños no son adultos y se nos olvida que tratarlos como adultos, supone no escuchar, no ver sus necesidades. Este error se suele acompañar de las exigencias adultas, por lo cual podemos pasar a sustituir el apoyo y la guía, por la dejación, la negligencia y el abuso.
Pero me gustaría recordar qué es ser “pequeño”. “Ser pequeño es depender y depender significa someterse a la voluntad de otros, el que depende es frágil e impotente en una situación en la que en el otro polo está el que es capaz, el que que decide las cosas y dirá qué cosas se harán y cuándo se harán” (Rosa Cukier (1998).
Hemos descartado el mito de que el instinto nos guiará de forma adecuada en cubrir las dependencias de los niños :“Hoy dia sabemos que la naturaleza no dota a las madres de una paciencia excepcional y que no todas saben, cómo ofrecer una situación de dependencia ideal para sus hijos” ( Badinter 1980)
Qué necesitamos en nuestro desarrollo para llegar a un mundo adulto , con una capacidad “suficiente “ para sobrevivir emocionalmente, para generar procesos resilientes frente a la adversidad.
§ El desarrollo a través de los Clusters:
Moreno, creador del psicodrama dio sus primeros pasos en lo que después pasaría a ser uno de los modelos de psicoterapia, en 1908, en Viena, donde hacía algo que el denominaba drama creativo, y que básicamente consistía en dejar jugar a los niños sus propias historias. Esas historias las historias que todos podemos jugar, tienen una secuencia evolutiva, la hemos aprendido a través de los papeles que hemos desempeñado en la vida, esos papeles están organizados entre sí y, a su vez, suponen un aprendizaje vital.
El primer grupo de roles se organizan en torno al “sostenimiento”, (Winnicot, 1990 ) lo que los psicodramatistas denominamos el cluster materno. (Bustos, D. 2004, Lamanna, S. 2008). Es esencial para la construcción de la intimidad, y se organiza en torno a la ternura. “La ternura es preverbal no requiere de muchas palabras y se explica por si misma , pero es importante saber que si la ternura no es seguida del aprendizaje de los limites, las normas y la autonomía, se puede convertir en una prisión que genera relaciones de máxima dependencia, como los vínculos de apego o su negación total para evitar quedar en manos de quienes ama”.
El siguiente cluster es el paterno. Se va a enfrentar con una función y un nuevo personaje, la función paterna. Se trata de conquistar gradualmente la iniciativa. Pero la iniciativa necesita de un acompañante que guía, normativiza, nos aprueba y nos desaprueba; según cómo nos guíen y nos acompañen en el camino hacía la autonomía, nos abrirán el mundo como una posibilidad, o como un riesgo: el de poner en evidencia mis limitaciones y los miedos asociados a intentar dirigir mi propia vida. Esta figura guía nos enseñará no sólo la dirección, sino que nos tranquilizará eliminando la fantasía de omnipotencia, de tal modo que el mundo se nos abre mientras aprendemos a formar parte de él.

“Lamentablemente una gran cantidad de seres humanos no tienen las condiciones necesarias para transitar en estas etapas de una manera deseable; miles de bebés son abandonados, malnutridos y descuidados. Las precarias condiciones de seguridad que ofrece nuestro tercer mundo, hace que una gran cantidad de bebés queden en la indigencia. (Silvia Lammana 2008). “El desgarro no es sólo una actitud individual: es mas cruel cuando se trata de un hecho masivo, social.” (Bustos, D. 2004)

Siguiendo el desarrollo emocional, el niño tiene que aprender a relacionarse con los iguales, tiene que aprender a compartir, competir y rivalizar. Es el cluster fraterno. Para poder insertarse en un mundo simétrico de iguales es necesario, haber sido sostenido primero, afianzado después. Ambas cosas son imprescindibles para llegar a compartir.

§ ¿Cómo se daña la necesidad de recibir, de dar, de compartir?
La negligencia y el abuso son más frecuentes de lo que queremos conocer. los casos extremos nos conmocionan pero, a veces, sería necesario reconocer-nos en el daño cotidiano al que, en ocasiones, cambiamos el nombre, o justificamos como necesario, e incluso sano, para el otro.

Reglas para detectar las necesidades del niño:

Un niño necesita saber que están cuando él los necesita. Esa sensación de seguridad, le permite sostenerse en un mundo donde se encuentra desvalido; si no existe el otro estable, el desvalimiento hace que el mundo se convierta en una amenaza y el riesgo es el desfondamiento, la desintegración, y el desasosiego de tener que aferrarme a mi propio miedo como único sostén para sobrevivir. Entre los mitos que hemos creado para tranquilizar nuestra culpa y justificar nuestra negligencia, está el de que los niños que no tienen figuras estables, se harán más fuertes. Ya nos enseñó la psicología evolutiva, que los niños que se crían en vínculos inseguros, vivirán desde la ansiedad la separación, pero lo que es peor, también la unión, porque ambas forman parte de una dinámica de imprevisibilidad, frente a la cual la indefensión y la locura del aislamiento son las únicas respuestas.

Un niño necesita sentir que le quieren. No es fácil decir que no queremos a nuestros hijos, pero esta afirmación tiene demasiadas imprecisiones. La primera es la confusión entre querer, que es un acto de dar y ser querido que es un acto de recibir. En el hecho de decir “te quiero” se encubre muchas veces, la petición de “quiéreme.” En proyectos de crianza de los hijos a veces encontramos que los papeles están cambiados, los hijos nacieron con la misión de cubrir las carencias afectivas de los padres.

Un niño es valioso. Cuando venimos al mundo, el sujeto psíquico está por hacer, en ese camino necesita ser valorado. Si nos preguntamos todos si valoramos a nuestros hijos, sería difícil encontrar un rechazo abierto, salvo en patologías de la ternura. Pero no es difícil confundir valorar al otro, con la valoración de nosotros a través del otro. Tu valor está en cubrir mi expectativa, mi deseo o mi frustración. Esto no es valorar a nuestros menores, esto es buscar la reparación de nuestras heridas de valor a través de nuestros menores.

En una imagen, esta función de sostenimiento, serían unos brazos estables que me sostienen cuando yo no puedo, con ternura, y viéndome reflejado en unos ojos que brillan cuando me miran.

Pero mi tutor frente al sufrimiento tiene que cumplir una segunda función: guiarme sin incapacitarme; tendrá que introducir el “no”, como un modo de permitirme moverme en la vida, renunciando a la omnipotencia para aprender a relacionarme con los demás.
Este proceso requiere del tutor que sepa diferenciar “limitar” de “invalidar”. El lenguaje de la psicoterapia clásica definía la neurosis como “el resultado de cercenar partes de uno mismo para sostener la relación con el otro“ Menegazzo,( 1981).

Si tenemos que facilitar a los menores la introducción al mundo, el mundo sigue unas normas, normas que hemos creado para organizar nuestra convivencia. El conocimiento de las normas, nos permite incorporarnos y expandirnos. En este proceso, podemos tomar dos direcciones antagónicas, una la ausencia de la regla, con lo cual el menor se sentirá atrapado en su propia fantasía omnipotente que le llevará a la desadaptación: “No hay nada imposible, sólo prohibido”, pero lo prohibido, al no estar internalizado, sólo es un intento fallido de amputar mi omnipotencia, por lo que la trasgresión formará parte de mis señas de identidad: ” Seré un sujeto anormativo, pero omnipotente.
La otra opción, es el fracaso por exceso, la norma está al servicio de la vida, pero si la norma se alimenta de la vida, conseguiremos que nuestros menores, no caminen; bastante terror tienen con saber cómo adaptarse sin error al cumplimiento escrupuloso del invalidante “deber hacer”. Pero ahora estoy hablando como un terapeuta triste y analítico, no como un tutor de resiliencia. ¿Cómo actúo para conseguir que el menor se sienta protegido por las reglas que va a necesitar para formar parte del mundo al que pertenece?. Recurriendo a una imagen lo podemos aclarar: Si la norma la pudiéramos tomar en la mano, se la ofreceríamos al otro, añadiendo, es necesaria, pero tienes que aprender a usarla para que te haga bien. Seguro que todos recordamos, a veces con más agrado y otras con menos, frases como “deja de jugar” es la hora de la merienda, la de acostarte, la de estudiar, o incluso la peor la de levantarse para ir al colegio, esas rutinas nos hicieron adaptarnos y cuidarnos.

También tenemos que aprender que el mundo puede presentarme dificultades, y yo aún soy pequeño como para caminar solo. Ni que decir tiene que el camino en este aspecto pasa por la sutil delicadeza de hacer que la mano del tutor sea un lugar de apoyo, que tranquiliza, y da confianza, pero no aferra ni expulsa. ¿Qué pasaría si no fuera así?. Recurramos de nuevo a una imagen: si tenemos a un menor que tiene que saltar un obstáculo y lo cogemos en brazos, a ser posible con un rostro que transmite miedo, mientras le sostenemos y le decimos:” no te preocupes ya lo hago yo que para ti es muy difícil, muy complejo, muy peligroso”. Es muy posible que hayamos conseguido alguien que ante cada paso en la vida se detenga para buscar las personas que lo hagan por él, recordándoles que el mundo se le hace grande y peligroso, y él se siente desvalido y asustado. La otra posibilidad, la mano que expulsa, que lanza al mundo desde la prisa, desde el miedo, contribuye a generar el terror; aprenderé qué no puedo hacer, pero ni siquiera puedo permitirme quedarme en el miedo, tengo que ocultar el miedo al miedo, de tal manera que iré por la vida tropezando con mis temores y huyendo de la vida, aunque para otros hasta podré parecer “muy valiente”.

Y quizás el último NO, es un NO relacional: no puedes hacer eso con los demás. Ese No que NO invalida pero limita nos ayudará a seguir siendo pequeños mientras lo necesitemos. Recuerdo con especial ternura el relato de una paciente, que se fugó de casa a los 5 años, cogió, su mochila, metió su osito, y se fue de casa, exactamente al otro lado de la puerta. La fuga duró un “enorme rato”, hasta que su madre le dijo, “Venga adentro”. Limitar no invalida, usar el terror me hará eternamente dependiente, y tendré que recurrir a la manipulación, a la seducción, a la victimización como estrategias para que el adulto haga por mí lo que yo no me atrevo. Y si el límite no aparece, entonces, el miedo me paralizará; resultará que siendo pequeño podría actuar como un adulto, sin serlo; por favor que alguien me devuelva a la realidad, a la realidad de mis competencias y mis benefactoras limitaciones.

Después de lo expuesto, estoy proponiendo como tutores de resiliencia a los que siempre lo han sido. Los que decidieron/decidimos traer hijos al mundo, a lo mejor siempre han sabido cómo hacerlo. Pero si tuviéramos que ayudar con un apunte del manual básico lo resumiríamos en los siguientes puntos.

Manual básico para ser tutor de Resiliencia. (Ampliar con todo lo que te ayudo en la vida para superar las adversidades y el sufrimiento emocional)

§ 1. Con tu actitud (no sólo con palabras), hazme sentir que cuento contigo, con tu cariño, y que soy especial para ti.
§ 2. Tienes que ser “maestro”, no es un halago, es un rol que el otro necesita para ser discípulo, y poder llegar a ser maestro.
§ 3. Enséñame las reglas, su cumplimiento, y a esforzarme. Pero sin hiperexigir que me paralizas y, luego, los terapeutas me van a llamar obsesivo. Pero cuidado, no se te olvide exigirme, no confundas el amor con la dejación. Si quieres que crea que el mundo se hizo para que yo haga lo que quiera con él, debes saber que luego me llamarán (a veces lo endulzan) disocial, antisocial… pero, en realidad, me estarán llamando psicópata.
§ 4. No se te olvide apoyarme, pero sin reemplazarme, no se te olvide que eres mi Tzadik porque, sin tu apoyo, caminar será una huida, o una evitación, y fíjate, tampoco es bonito el nombre, me llamarán fóbico, o contrafóbico es decir, que el miedo me acompañará toda la vida.
§ 5. Por favor, no se te ocurra hacerme creer que soy adulto, y tengo derechos adultos, porque no tengo los recursos ni las capacidades que se requieren, y no me cercenes el derecho a tomar iniciativas, en ambos casos tendré que usar estrategias raras, exageradas, teatreras, manipuladoras, es muy cansado y mira me llamarán histriónico. ¿Qué tál?. Como mejorado ¿verdad? pero en el fondo pensarán que no he pasado de ser un histérico.
§ 6.Así que no se te olvide acompañarme hasta que pueda ir solo, sin invalidarme, y haciéndome generar esperanzas en el futuro.

Y ¿hasta cuando vas a tener que estar aquí, cumpliendo esta función conmigo?. Toda la vida; está bien, te lo aclaro, quizás durante un tiempo te necesitaré fuera, luego, habré aprendido a tratarme como tú lo hiciste conmigo.

Y si la vida, quizás con más celeridad que el tiempo de mi dependencia, me deja sin ti, ¿qué hacer?: coger el manual de tutor de resiliencia; sé que hay muchas personas que saben y que te ayudarán desde la esperanza, desde la ética, desde el amor, a encontrar un sentido para seguir emocionalmente vivo.


5. DRAMATIZACIÓN COMO RE-CONSTRUCCIÓN DE LA VIDA, COMO ENSAYOS DE RESPUESTAS RESILIENTES.

Las sesiones de psicoterapia, en numerosas ocasiones en el trabajo con niños que demandan nuestra ayuda, son escenario de respuestas resilientes, de respuestas de rehacerse y de enfrentarse ante las situaciones difíciles, traumáticas para ellos. Así la terapia tiene la capacidad de generar o despertar en ellos, no desde la ayuda y la directividad del terapeuta, sino desde la posición de encuentro y la disposición que desde ese encuentro se crea, la aparición de cualidades y fortalezas con las que gestionar situaciones difíciles.

ALGUNOS CASOS PRÁCTICOS:

SERGIO
Sergio es un niño de 11 años al que la vida no ha tratado demasiado bien. Vino a tratamiento porque no aceptaba ninguna norma ni en casa, ni en el colegio. Intentaba agredir a su familia, insultando constantemente y sin tener unos hábitos buenos para él; no se sabia cuidar, presentaba fracaso escolar, y todo el mundo le decía “eres muy listo pero no vas a conseguir nada en esta vida”. (No se habían leído nuestro manual)

Un día, en una sesión de psicodrama individual, trabajamos una escena de un tema que el propio niño refiere, relacionado con el malestar que siente cuando, en su familia, tratan mal a su perro. Describe la escena donde, en casa, su madre y su abuela y, en muchas ocasiones él mismo, tratan mal al perro, para que no ladre y esté parado; le gritan para que se esté quieto, le amagan como si le fueran a pegar; todo “porque así es la única manera en que obedece”. Narrada la escena, le situamos en la dramatización, donde un yo auxiliar (miembro del equipo terapéutico) representa al perro, que está en casa y, a partir de ahí, le damos la opción de que pueda hacer lo que él quiera.

Sergio está acostumbrado a que esa sea la manera normal de convivir en su casa; no sólo es el tipo de relación que se establece con el perro, sino que, entre unos y otros, usan los gritos, las amenazas, las “malas maneras”, para lograr lo que desean.

En la dramatización, en el aquí y ahora del salón de su casa que hemos reconstruido en la sala de terapia, le señalamos que mire aquí y ahora qué quiere hacer. Sergio, al principio con risa nerviosa, se acerca a su perro, que está ladrando, y le ordena que se calle. Tras esa primera aproximación, se acerca nuevamente al perro y le empieza a acariciar la cabeza, se sitúa a su lado con la intención de tranquilizarle: “tranquilo, tranquilo, después te saco a la calle, es mejor para ti que no ladres…”, en todo momento se coloca en una posición de cuidado con su perro, “aquí y ahora” y adoptando la idea de intentar trasmitirle que para él es bueno tener unos límites.

Sabemos por la historia de este niño, que poca gente en su vida le ha tratado bien, la manera que todos utilizan para que obedezca, es hacer alarde de la fuerza. No han aprendido a detectar sus necesidades de cariño y cuidado, de estar con el otro. No le han hecho llegar que las normas, los límites, le cuidan y le protegen de los demás y de sí mismo, que limitar no es invalidar, es proteger.

GONZALO
Gonzalo es un niño de 9 años que, desde que escuchó en la tele el caso de una niña que estaba desaparecida, empezó a tener pesadillas, a tener que dormir con sus padres, a hacerse pis en la cama de nuevo, por el miedo “horroroso” de que le podía pasar a él. Previamente acudía a tratamiento por problemas de conducta y déficit de atención, y estos miedos aparecieron después del verano. Cuando llega a sesión, con mucha dificultad, comienza a hablar de lo que le pasa; le señalo que me puede hablar de lo que le ocurre, lo que le preocupa, lo que le asusta, con la intención de ir construyendo ese personaje tan malo y horrible que le asustaba. Sentados en el suelo, alrededor de los cojines que nos acompañan en sesión, el me mira y me dice “lo que me pasa está aquí dentro” (se señala la cabeza), no me asusta nada de fuera sino lo que yo creo que puede pasar, no lo que va a pasar. Este niño ante el miedo horroroso que sentía, su respuesta no era esconderse debajo de la sábana esperando a que algo pasara, si estaba dentro de su cabeza él podía enfrentarse a la preocupación que el suceso le había despertado.

CELIA
Celia es una niña de 10 años, que viene a consulta, con muy pocos recursos, llena de miedos y de rabia, con conductas autolesivas, y con la incapacidad de “hacer las cosas bien”. Sus padres estaban separados y la relación era muy negativa; la mayoría de los temas de conversación se centraban en sus malos resultados académicos, en su bajo rendimiento y en su dificultad para relacionarse socialmente con sus iguales. Acudía al psicólogo porque “según mucha gente”: sus padres y profesores “le hacia falta”.
Cuando Celia trabajaba escenas en las sesiones, al principio, su única respuesta era siempre la que tenía configurada en casa: su miedo, su fracaso, su preocupación, su predecir que las cosas la iban a ir necesariamente mal.
Un día la propuse que íbamos a viajar al futuro, un viaje donde ella podía elegir cómo iba a construir su futuro. Poco a poco, Celia fue haciendo su viaje, y cuando tenia 10 años más, ella ya no vivía con sus padres, no tenia problemas; tenía amigos, pareja, y estaba trabajando como maestra, para ayudar, entender y comprender a los niños que suspendían en el colegio, no porque fueran tontos, sino porque “les pasaba algo más”. Con 20 años imaginaba estar al lado de aquellos a los que hacía falta. El viaje imaginario al futuro le permitió empezar a desplegar sus cualidades, sus seguridades.

ELENA
Elena es una preadolescente de 12 años, que acude a tratamiento porque en su colegio ha tenido episodios de maltrato por sus compañeros.
El miedo a lo desconocido, le hizo rogar a su madre que no la cambiara de colegio, y así permanecer en una situación de riesgo, ya que sus compañeros seguían estando allí.
En una sesión, al hablar de qué quería hacer después de todo un curso académico, en el que había vivido el rechazo en todos los intentos de acercarse a sus compañeros para tener amigos, con esfuerzos enormes de estar al lado del otro, superando todo lo que había pasado, me dice: “Deseo cambiar de colegio, para así tener la oportunidad de conocer a otros niños. Yo voy a aprobar todo, a sacar buenas notas, porque es la mejor manera de conseguirlo, y porque así nunca me diré que no lo he intentado”.
Elena se había ido haciendo fuerte en el proceso terapéutico aunque, cuando lo inició, era una niña que, ante la agresión, había cerrado los ojos, se había encogido sobre si misma, para aguantar, sin más, en la creencia de no poder cambiar nada de lo que viniera de fuera.


BIBLIOGRAFÍA


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sábado, 6 de septiembre de 2008

sábado, 23 de agosto de 2008

sábado, 19 de julio de 2008

PSICODRAMA Y NIVELES SOCIOGENÉTICOS II

PSICODRAMA Y NIVELES SOCIOGENÉTICOS II
TEORÍA DE LA TÉCNICA
LAS TÉCNICAS DE SOCIODRAMA FAMILIAR
PABLO ÁLVAREZ VALCARCE
Grupo de estudios de Psicodrama de Madrid
RESUMEN
Se exponen los métodos de diagnóstico en Sociodrama Familiar. El origen y
mantenimiento de lo enfermo. La Teoría del Cambio, las metas terapéuticas y las
técnicas de Sociodrama Familiar. Se exponen con diversos ejemplos clínicos, técnicas
de caldeamiento, técnicas de concretización, técnicas para el cambio de estructuración
sociométrica, técnicas para el cambio de la cosmovisión, técnicas de dramatización del
síntoma, y técnicas de transformación y mejoría de la autoimagen familiar.
ABSTRACT
Includes the diagnostic methods in Familiar Sociodrama. The origins and maintennance
of family "illness". Theory of Change, Therapeutic goals and family sociodrama
thecnics. Several clinical examples are used to explain warming up thecnics,
concretization thecnics, thecnics to achieve changes in sociometric structuration and
family cosmovision, simptom dramatization, and thecnics for transformation and
uprising of family autoimage.
TÉRMINOS UNITARIOS: Sociodrama. Familia. Cambio. Técnicas.
DIAGNÓSTICO
El conocimiento de aquellos aspectos del grupo familiar que ya han sido señalados en
un artículo anterior1 es fundamental a la hora de pensar en la familia que va a ser
tratada. Habrá que ver en qué medida la familia está estructurada o va estructurándose
en alguno de los matices o sentidos descritos por la teoría sociométrica general.
Para ello, existen métodos diagnósticos en sociometría, que se realizan in situ, bien
sea en el contexto dramático de la sesión o en el contexto sociofamiliar en la red, y que
además de su valor de evaluación, tienen para los sujetos participantes un valor de
dramatización demostrativa, objetivante.
Test de expansividad afectiva
La expansividad afectiva es la energía afectiva que permite a un sujeto retener con
respecto a sí mismo el afecto de otros durante un tiempo determinado, con
independencia del rol jugado. Importa diagnosticar el número de personas con las que
cada miembro de la familia puede unirse afectivamente, y las necesidades a las que
puede responder útilmente. El nacimiento de nuevos hijos, es una prueba de la
capacidad de expansividad afectiva de los padres y hermanos. Los bruscos
desinvestimientos de unos para tratar de alcanzar al recién llegado invistiéndolo
masivamente, son una de las maniobras patológicas clásicas debidas a un déficit en la
capacidad de expansividad afectiva. Las familias numerosas con hijos muy seguidos
exigen de la madre y del padre una expansividad afectiva muy grande y por tanto difícil
de alcanzar. Es más frecuente encontrar una madre o un padre que han sobreestimado
su capacidad de expansividad afectiva al decidirse a tener descendencia.
El prejuicio de reciprocidad, estudiado por K. TAYLOR2, va a ser la primera
consecuencia patológica de una falta de límites en los deseos de expansividad afectiva,
esperando el individuo que el otro miembro del grupo a quien elige, le corresponda
devolviéndole la elección, sin preocuparse por establecer una vinculación real, objetiva,
basada en criterios de elección verdaderamente sociométricos, es decir, que den lugar
a una serie de acciones específicas entre roles complementarios con intercambio de
compromiso y afecto (situación vincular real). Es frecuente en el prejuicio de
reciprocidad, que el individuo efectúe y espere recibir una elección según un criterio
para-sociométrico, que son aquellos criterios de elección para un tipo de actividad
vincular que en ese momento no puede ser efectivamente llevada a cabo en la realidad
y que más bien pertenecen a la fantasía grandiosa y narcisista del sujeto. El tipo de
límites en la expansividad afectiva tiene una influencia directa en la organización de los
grupos. Es por ello que en sociometría general se utilizan los test parental y familiar en
la destinación inicial a los grupos.
Resulta útil comparar los resultados de la investigación de la expansividad afectiva, con
la evaluación de la expansividad social, que tiene que ver con el número de personas
con las que el sujeto está relacionado, sea o no capaz de retenerlos respecto a sí. Una
consecuencia práctica de esta evaluación, es la posibilidad de realizar un aprendizaje
por parte de los miembros de la familia. Se debe mostrar, mediante un análisis in situ
del verdadero volumen de su expansividad afectiva, que si ésta se distribuye más
ampliamente de lo que parecía dentro del grupo familiar propio, es porque estaba
derrochándose en individuos y objetivos extraños a su tarea, a su rol. Así ocurre en las
familias en las que el líder se ve forzado, por las conservas culturales del contexto
social, a elegir fuera del grupo familiar no con criterio de sociogrupo, sino con energía
afectiva propia de una situación psicogrupal, con la finalidad de aumentar la eficacia del
objetivo sociogrupal (ascenso socioeconómico de los miembros de la familia). Esto
sucede a expensas de difundir menos su expansividad afectiva dentro del propio
psicogrupo familiar. En otros casos puede mostrarse en el contexto dramático, con la
evidencia de lo irrefutable, que el miembro familiar en cuestión, distribuye su
expansividad afectiva de modo mucho más reducido.
Test de frecuentación
Es complementario del anterior, para estudiar el volumen de la expansividad afectiva y
el número y tipo de personas en quienes se aplica. Se evalúan la cantidad y calidad de
los contactos sociales. Interesa saber qué personas son las más frecuentadas por cada
miembro de la familia, y qué tipo de roles son jugados en cada encuentro. Los factores
que influyen en la cantidad y calidad de la frecuentación, son la inteligencia y la
diferenciación sociogenética del grupo considerado.
Elementos de organización del grupo familiar
Como en cualquier grupo natural, en las familias podemos encontrar grupos de
posición intravertida (más elecciones dentro del propio grupo) o de posición
extravertida (más elecciones fuera del propio grupo). La relación entre el grado de
introversión y extroversión de un grupo, va a establecer un determinado equilibrio en la
relación organización-función. Una familia excesivamente extravertida, tendrá una
menor efectividad en su tarea sociogrupal, una menor cohesión, unas funciones que
presenten más errores en su ejecución.
Una familia excesivamente intravertida, hará que también los rechazos (tele negativo)
se distribuyan dentro del grupo, por lo que aumentarán las fricciones y los conflictos.
Las familias pueden mostrarse exteriormente agresivas o interiormente agresivas. Por
ejemplo, cuando el líder formal del sociogrupo es rechazado afectivamente por los
miembros del psicogrupo, se va a producir una regresión de nivel sociogenético, una
disfunción de las tareas grupales, lo que en el caso de la familia va a suponer toda una
serie de fracasos escolares, fracasos económicos y laborales, fracasos de integración
social, fracasos en las necesarias integraciones, etc. Este mismo fenómeno puede
observarse en sociodrama laboral institucional. Para evaluar la formación de los
distintos subpsicogrupos, es importante evitar el empleo de criterios parasociométricos
y realizar una investigación pragmática de los criterios de elección y sus motivaciones.
El factor edad es otro elemento a tener en cuenta.
La relación entre roles y funciones es muy importante en sociodrama evaluativo. Las
funciones son aquellas actuaciones o modos rituales de ser, que se han hecho
necesarios en un grupo para el mantenimiento de su organización actual. Responden
estas funciones a un nivel sociogenético determinado1, y a unos intereses de
sociogrupo muy precisos para cada cultura. El equilibrio es difícil de alcanzar, pues
cuando una función determinada tiende a realizarse desde un solo rol de forma
estereotipada, el valor creativo y adaptativo de la función disminuye, habiendo una
menor influencia enriquecedora de los roles sobre las funciones. En el otro extremo, si
una misma función puede ejercerse desde distintos roles, cabe la posibilidad de que en
un momento dado recaigan sobre un mismo rol un gran número de funciones, con el
consiguiente entrecruzamiento de intereses sociogrupales y psicogrupales y el
inevitable conflicto y confusión.
Existirán funciones incompatibles dentro de los roles familiares. Los padres tendrán
problemas para no confundir en cada momento los roles con los que se vinculan entre
sí. Así, es frecuente observar en la pareja parental, como confunden en diversos
grados y situaciones sus roles sexuales, de educadores, de amigos, de cohabitantes de
un territorio común, de padres, de administradores económicos, de correligionarios, etc.
El método psicodramático ayuda a muchas de estas parejas a darse cuenta de cómo
<> , sin haber logrado previamente un encuentro sastisfactorio en
la vinculación que estaban realizando desde unos roles concretos. Son clásicas las
situaciones vinculares en los roles de amigos que se ven transtornadas por la irrupción
brusca del rol de educador por parte de uno de los padres. El otro miembro de la pareja
podrá ofrecer complementariamente su rol de educador de forma espontánea y flexible,
siempre y cuando se haya obtenido previamente una complementariedad suficiente
(encuentro) en el rol que se estaba jugando hasta ese momento, el rol de amigo. Lo
mismo puede decirse de aquellas parejas parentales en los que durante los juegos de
caldeamiento para el rol sexual, se ven bruscamente interrumpidos por la presentación
en unos de los dos, de otro rol que demanda ser complementado (económico,
educador, etc.) bien como rol defensa o bien como rol que objetivamente sufre de una
falta crónica de complementariedad específica. En el trabajo técnico en sociodrama y al
tiempo que se explora este tipo de tensión sociodinámica, los miembros del grupo
natural van aprendiendo la ley sociodinámica que dice que antes de poder a pasar a un
vínculo complementario en nuevos roles, deben ser satisfechas las necesidades de
encuentro en los roles que han sido puestas en juego en primer lugar.
El grupo familiar puede organizarse en distintos niveles sociogenéticos1. Una buena
sociogénesis donde se logre alcanzar con frecuencia y dinamismo los niveles de
pertenencia y liderazgo múltiple por consenso indican que esa familia logra brindar
seguridad afectiva primaria, seguridad económica, satisfacción sexual normal y
vinculación con la red social. La familia piramidal debe evolucionar hacia la familia
consensual. Desde el punto de vista de los roles familiares, debe ayudarse a que éstos
pasen por las etapas de tener o tomar el rol, aprenderlo, desempeñarlo y enriquecerlo
creativamente. El rol de madre debe canalizar normalmente la calidad afectiva con el
hijo, acompañándole en su viaje desde la heteronomía hacia la autonomía. El rol de
madre puede verse superpuesto por distintos roles patológicos tales como los roles
hostil, impaciente, castigador, perfeccionista, hipercrítico, negligente, sobreprotector,
etc. Otra distorsión la constituye el establecimiento con los hijos de un vínculo a través
de un rol compensatorio que trata inútilmente de ocultar un déficit en el rol de pareja.
El rol de padre implica la capacidad de transmitir a la pareja confianza, apoyo,
compañerismo y seguridad afectiva a través de los cambios orgánicos que la
maternidad conlleva. Así como el vínculo madre-hijo tiene características
incorporativas, según el modelo psicosomático de ingeridor, el vínculo padre-hijo tiene
características de conexión con el afuera, de exploración, de orientación a la acción, de
autonomía. El padre debe llegar a constituirse como una continuidad del afuera anal
propio del modelo de defecador, y ser una presencia regular y constante hacia donde el
niño dirige sus esfuerzos para depositar sus creaciones siendo ayudado a elaborarlas,
expresarlas y comunicarlas. El hijo necesita poder contar siempre con su padre. Para
ello el padre debe ganarse el respeto, la estima y la admiración del hijo. Si el padre no
logra pronunciar el no como ayuda a limitar el desorden en la elaboración creativa, y se
convierte en un padre temido, el niño crecerá con temor a los demás e inseguridad de
que sus creaciones vayan a ser bien recibidas. Roles patológicos que se superponen
con el rol de padre son el rol de sobornador, el rol de rival, el sobre-exigente, el
autoritario, etc. Puede también establecer vínculo con un rol compensatorio o
simplemente estar ausente afectivamente.
Ambos madre y padre pueden tener con el hijo una relación de objeto narcisista sin
respetar el propio narcisismo del hijo. Las diferencias entre el hijo deseado y el hijo real
son a veces determinantes.
En el rol de hijo se van a dar distorsiones causadas fundamentalmente por
sentimientos de inferioridad, bien debidos a inferioridades biológicas (déficits por
trauma perinatal o hereditarios) o a un lugar desfavorable con respecto a otros
hermanos (nacimientos muy seguidos, no ser deseado, ser esperado de otro sexo,
llegar a compensar un hijo fallecido, etc.), lo cual va a exacerbar su voluntad de
dominio con el desarrollo de roles patológicos de rivalidad, temor a la lucha,
competición, abuso, sometimiento y ausencia de vínculos cooperativos.
Todos estos elementos del diagnóstico se nos harán claros como veremos a través del
diagnóstico sistemático de la interacción en un grupo pequeño.
Otro de los elementos diagnósticos de la organización del grupo familiar es el índice de
tiempo, con el que se mide la intensidad de las elecciones según el tiempo dedicado a
la relación. Este aspecto cuantitativo resulta clásico en la figura del padre ausente que
dedica un tiempo mínimo a los vínculos familiares.
En la investigación del status sociométrico intragrupo de los miembros de la familia,
puede darse el caso de que en los test sociométricos objetivos, dos individuos
aparezcan con idéntico status sociométrico en los sociogramas. Será importante
evaluar en ambos el status sociométrico de los individuos que los eligen o los
rechazan. Esto dará una visión estructural de las <influyente>> , los subpsicogrupos, así como de los elementos y vínculos claves sobre
los que el trabajo sociodramático tendrá más posibilidades de propiciar cambios
iniciales que por su posición en la red, difundirán más eficazmente al resto de la
estructura.
Los átomos culturales
Debe evaluarse el esquema de roles de cada miembro, con especial atención a los
roles psicodramáticos que cada individuo desea ver complementados más allá de su rol
familiar siguiendo el impulso de su <>. La existencia de un
gran número de roles potenciales que no puedan ser complementados dentro de la
familia, hará que el individuo necesite tener excesivos roles segregados en detrimento
de los conjuntos, lo que podrá ser mejor o peor admitido por el grupo familiar afectando
a su cohesión.
El aspecto técnico de esta investigación, consiste en pedir al individuo que, en el
contexto dramático, desarrolle la actitud espontánea manifestada, que responde a sus
necesidades, en diversos roles, con diferentes complementariedades. Esta idea
moreniana básica, ha tenido posteriormente muchas instrumentaciones con la forma de
test de roles, test de imágenes, test de máscaras, etc.
Los criterios sociométricos que se emplean habitualmente para la investigación del
átomo cultural perceptual, aunque pretendan ajustarse a criterios sociométricos de vida
en común, trabajo, sexualidad, cultura, etc., muchas veces derivarán en criterios
parasociométricos debido al desajuste entre átomos culturales objetivo y perceptual.
Aquí, el permitir el empleo de criterios parasociométricos estaría indicado con fines
diagnósticos.
Otro aspecto importante es la evaluación de los grupos de la colectividad con los que
cada miembro de la familia ha tomado contacto, en lo que se llama test de encuentro.
Esto ayudará a descubrir los roles potenciales del átomo cultural, las redes de corriente
psicológica influyente y los caminos de las identificaciones objetivas o identificaciones
de rol con personas de la red social. Técnicamente es a veces más provechoso ayudar
a desarrollar esas identificaciones objetivas con personas del exogrupo, que insistir en
la resolución de las identificaciones subjetivas (transferenciales) con personas del
intragrupo.
Los átomos sociales
Es importante conocer los átomos sociales de cada miembro de la familia y
diagnosticar sus uniones, intersecciones y áreas de exclusión. Las relaciones
emocionalmente significativas de cada miembro deben ser conocidas. Ya hemos
señalado1 la importancia que este diagnostico tiene, para conocer el equilibrio existente
entre las necesidades de pertenencia y cohesión y las necesidades de desarrollo
individual.
Para conocer el átomo social hay que determinar la expansividad afectiva de cada
individuo que creemos que se halla relacionado emocionalmente con el individuo
central del átomo social, considerado y según el mismo criterio adoptado. Debe
calcularse también la expansividad afectiva del individuo central del átomo social en
relación a diferentes criterios. Si los individuos del átomo social considerado muestran
una gran expansividad afectiva, ese sujeto central del átomo está en relación con gente
que a su vez tiene relación afectiva con mucha otra gente. Si, por el contrario, la
expansividad afectiva de los miembros del átomo es débil, el sujeto central está
respondiendo con mayor adecuación a las necesidades y demandas afectivas de los
otros miembros del átomo social.
La construcción del átomo social como matriz socioemocional a base de elecciones
correspondidas, presupone una situación de oferta afectiva permanente entre los
miembros del átomo. Cuando el niño va construyendo su átomo social, necesita
encontrar a sus padres allí donde verdaderamente les necesita como egos auxiliares
complementarios. Una distorsión muy frecuente del átomo social, es aquella situación
en la que el niño se ve obligado a encontrarse con sus padres allí donde ellos están,
pues por una problemática narcisista esos padres carecen de flexibilidad para cambiar
de locus y facilitar el encuentro con el hijo.
MORENO3 señaló ya la función sociofisiológica que cumplían los átomos social y
cultural: <órganos especiales tienen por función transformar en relaciones bien ajustadas, en los
distintos individuos>>. Los roles del átomo social y del átomo cultural funcionan como
filtros sociales que tratan de ajustar y reducir las tensiones estructurales que se
asientan en el sistema límbico debidas a dificultades y desajustes en las matrices de
identidad durante el proceso de estructuración de los roles psicosomáticos en los tres
primeros años de vida. La situación de vinculación complementaria, comprometida y
afectiva que puede lograrse con los otros individuos del átomo social y cultural, efectúa
un filtrado sociofisiológico, con una mejor decodificación de señales, menor desgaste
fisiológico, y el pase a segundo plano de los roles patológicos asentados sobre la
patología estructural de los núcleos psicosomáticos.
El estudio de las pautas de interacción en el grupo natural, dará una imagen clara de
las oscilaciones sociogenéticas regresivas y progresivas. Veremos el estilo que cada
familia tiene para avanzar desde las reacciones masivas e indiscriminadas propias del
sincretismo grupal, hacia la emancipación progresiva de los individuos en relaciones
triangulares o grupales verdaderas. Veremos también su regreso a las reacciones
colectivas masivas en los momentos de crisis, por lo que ésta tiene valor diagnóstico
además del valor de cambio ya mencionado.
Diagnóstico sistemático de la interacción en un grupo pequeño
A la hora de estudiar la interacción en un grupo pequeño como es la familia u otros
grupos naturales con los que se trabaja en sociodrama, MORENO3 propone siete
elementos de aproximación diagnóstica:
1. La matriz de encuentros a través del test de frecuentación.
2. La matriz sociométrica general, expresada en forma de sociogramas objetivos y
perceptuales a través de los test sociométricos clásicos.
3. La matriz de motivaciones tanto por las elecciones como por los rechazos.
4. El estudio de las redes de corriente psicológica influyente y de otras redes en las
que puedan participar los miembros. En este sentido, si la persona que rechaza
al sujeto es elegida por personas centrales en la red de corriente psicológica
influyente, el rechazo está determinado por esa corriente. Si no es así, el
rechazo es sobre todo un asunto de tele negativo en la relación interpersonal.
5. Test de espontaneidad, para estudiar sus interacciones afectivas, sus vínculos, y
las reacciones que se deban a experiencias pasadas, presentes o futuras. En el
desarrollo técnico de este diagnóstico vincular, se le pide al sujeto que elija y
experimente, en el contexto dramático, una emoción básica (cólera, miedo,
simpatía, dominio, etc.) con respecto a otro miembro concreto del pequeño
grupo. Se les hace interactuar y se toma registro en vídeo. Se le pide entonces
al miembro concreto que fue elegido para la interacción, que exprese mediante
imágenes cual emoción despertó en él la conducta del sujeto inicial. Al explorar
el campo de esta manera sistemática con todos los miembros del grupo, se
efectúa una medición de la espontaneidad normal y patológica (según los ítems
de adecuación a la respuesta, creatividad, originalidad y cualidad dramática del
rol) en el intercambio de sus necesidades y demandas. De esta manera es
posible construir la <>. Su construcción
técnica se efectúa sobre un total de cuatro escenas, evaluando el número de
escenas en las que el sujeto considerado elige cada emoción básica con
respecto a los demás miembros, así como el número de escenas en que los
otros miembros eligen cada emoción básica con respecto al sujeto considerado.
6. El test de situación explora los cambios dinámicos que sufre la matriz socioemocional
en las situaciones diversas típicas del contexto social donde vive el
grupo. Hemos desarrollado una instrumentación técnica llamada <Estructuración Sociométrica Situacional>> en la cual se crea una situación tal
que los miembros del grupo sientan presión para evitar asumir e intentar asignar
un rol normalmente rechazado para la cultura del grupo. Suelen ponerse en
evidencia las auto y hetero-designaciones, las alianzas, la estructura no
manifiesta de la matriz socio-emocional y sobre todo el locus por donde podría
empezar a cambiar esa matriz en base a insospechadas elecciones y rechazos.
Debe efectuarse análisis factorial de las relaciones espacio-temporales, lazos,
movimientos, actos, pausas y cantidad de palabras y gestos, tanto en el
comienzo como en la evolución y forma de terminación de las escenas.
7. Test del desempeño del rol, en el que se explora la matriz de roles del grupo,
sus átomos culturales, la clasificación del roles (psicodramáticos, familiares,
patológicos, sociales, etc.). Sobre los resultados de la matriz de roles, pueden
instrumentarse diversos desarrollos terapéuticos orientados en su conjunto al
descubrimiento por parte de los sujetos que los roles inicialmente aceptados o
rechazados, no lo son tanto una vez puestos en situación. El test sociodramático
de máscaras, como instrumentación técnica proyectiva de las identificaciones
subjetivas en los vínculos, combina muy bien con la matriz de roles en las
intervenciones técnicas.
Otro elemento importante en el diagnóstico, es el empleo de imágenes de la estructura
jerárquica del grupo según principios etológicos de territorialidad.
En todo este sistema diagnóstico prima siempre, en el método psicodramático, el
análisis de la espontaneidad in situ. Por ello, para que el director pueda tener una idea
perceptual muy aproximada de las matrices socio-emocionales situaciones, deberá
discriminar claramente, en cada situación interpersonal, las dudas en desencadenar las
escenas según con quien se interactúe, el tiempo de reacción, la voluntad de
diferenciar el comienzo, las dificultades y rodeos para concretizar un tema, el
desempeño del rol (calor, resolución, titubeo, etc.), así como la iniciativa en terminar la
interacción (tomará esa iniciativa quien tiene o pretende tener un mayor status
sociométrico).
En el análisis cuantitativo del material verbal, el número de palabras en el primer
ataque mostrando antagonismo, es mayor cuanto mayor sea el status socimétrico del
sujeto. Otro fenómeno es el de los individuos aislados sociométricamente, que
tenderán espontáneamente a buscar vinculación, en situaciones de menor
diferenciación sociogenética. Estas consideraciones tienen sus implicaciones técnicas
ya que a través del Yo-auxiliar y el cambio de roles podemos revertir la situación del
primer ataque antagónico, así como podemos diseñar juegos dramáticos
correspondientes a niveles sociogenéticos inferiores o superiores donde
espontáneamente se modificará el status sociométrico, aumentando el de los aislados y
disminuyendo el de los líderes oficiales.
Todos estos elementos diagnósticos ayudan en cada momento a tener una imagen lo
suficientemente objetiva de la multiplicidad de las interacciones ambicéntricas, de la
estructura vincular del pequeño grupo familiar.
Resumen de evaluación diagnóstica en sociopatología y psicopatología vincular
de la familia
· Disminución de las respuestas espontáneas.
· Conservas culturales o pautas de conducta transgeneracionales.
· Átomo social pseudo-cohesivo. Ausencia de vinculaciones con mutualidad,
demostrable en los juegos dramáticos.
· Análisis de las motivaciones de las elecciones sociométricas.
· Análisis de la axiología grupal situacional.
· Análisis de los átomos culturales de los miembros con especial hincapié en los
roles potenciales.
· Puesta en escena de los vínculos angulares y triangulares en los roles
sociodramáticos.
· Distribución de roles y funciones.
· Estimación del nivel de percepción de experiencia de novedad y grado de
cambio. Axiología grupal y pseudo-roles. Universo cerrado o abierto a la
novedad.
· Transformaciones sociométricas ante acciones dramáticas evidentes.
· Axiología grupal y formación de sub- psico-grupos. Sociodinámica.
· Roles de mantenimiento y de progresión1.
· Relaciones del sociogrupo con el contexto social. Redes psicológicas.
· Nivel sociogenético del grupo1.
· Mantenimiento del status para-sociométrico.
· Placer o exigencia normativa en los juegos grupales.
· Relaciones de sometimiento con falta de discriminación de contenidos y
compromiso desigual.
Todos estos aspectos de la evaluación deben realizarse en la práctica a partir del
encuentro del psicodramatista con el grupo en el caldeamiento específico, para llevar a
cabo imágenes, juegos dramáticos o dramatizaciones exploratorias. El psicodramatista
debe poder crear, a partir de su pensamiento en escenas, toda una serie de juegos y
dramatizaciones adecuadas con la sociodinámica del grupo, para explorar los
conceptos señalados. Muchas de estas dramatizaciones exploratorias, si son bien
conducidas, pueden llegar a tener un valor demostrativo para la familia favoreciendo el
insight dramático y la catarsis de integración.
ORIGEN Y MANTENIMIENTO DE LO ENFERMO
· Diferencias entre la configuración social oficial y la configuración sociométrica
objetiva.
· Diiferencias en los niveles sociogenéticos de los miembros.
· Desequilibrio sociodinámico.
· Maniobras autocráticas del líder oficial, lo que impide la prevalencia de roles de
tarea y mantenimiento y sobreenfatiza los roles individuales disfuncionales.
· Imagen familiar impregnada de conservas culturales de origen transgeneracional
que fuerzan el sincretismo grupal e impiden las identificaciones objetivas.
· Ausencia de experiencias de momento e integración.
· Ausencia de mutualidad en los vínculos.
· Falta de desarrollo de los roles de padre y madre.
· Excesiva sensibilidad para el flujo polémico del tele a través de la red de
corriente psicológica influyente.
· Existencia de roles estereotipados con procesos de caldeamiento patológico
para los roles síntoma.
TEORÍA DEL CAMBIO
Búsqueda de la catarsis de integración en la que el grupo integra vivencias,
informaciones y elaboraciones sobre ejecuciones realizadas en la etapa de
dramatización.
Determinación de la emergencia del momento, contrastándolo con el instante
precedente, estimando el grado de cambio y la experiencia de novedad.
Determinación de los cambios necesarios para que una imagen o dramatización
actual llegue a convertirse en una imagen o escena deseada proyectada al
futuro.
Confrontación de los miembros en el contexto dramático.
El objeto del cambio son los vínculos mediante la estimulación de modos más
satisfactorios de vinculación. Sentido progresivo.
Cambio de las motivaciones que sustentan el actual status sociométrico.
Novedad. Estimulación de la percepción de un cambio mínimo, señalando y
esclareciendo lo inadvertido pero observable, con el valor de lo irrefutable y el
impacto inmediato que tiene el fenómeno de foco en la dramatización.
Estimulando la espontaneidad de un sujeto, queda éste con la capacidad para
re-sponder al cambio. Se puede destacar suficientemente un acontecimiento
para ser focalizado cognitivamente como un momento sui generis.
Para que el momento sea experimentado como momento sui generis o momento
con duración o momento fundante de una nueva creencia, de un nuevo valor
puro que sustenta un nuevo rol, se requiere:
a) Cambio en la situación aquí y ahora.
b) Cambio mínimo pero suficiente para que tenga experiencia de
novedad (en la técnica se hará a través de la interpolación de
resistencias y el manejo de la tensión de campo).
c) Percepción que implica actividad de parte del sujeto, un acto de
estimulación para un estado espontáneo, un estado de duda real y
viva que transforma la anterior creencia (a través de la
instrumentación de la complementariedad con el Yo-auxiliar en la
dramatización).
· Instrumentación de la técnica psicodramática por el director buscando una nueva
reestructuración sociométrica.
METAS TERAPÉUTICAS
· Modificación de los síntomas.
· Modificando pautas estereotipadas de conducta y estableciendo nuevas formas
de comunicación.
· Mostrando dramáticamente que las dificultades son de todos.
· Realización del síntoma en el contexto dramático.
· Focalizando la acción en vínculos distintos a los establecidos desde el rol
síntoma disfuncional.
Cambio del status sociométrico y de la matriz socio-emocional del grupo familiar.
Cambio de la estructura sociodinámica.
Logro de vínculos complementarios mutuales: plano de igualdad, prima el
compartir, posibilita el desarrollo de las potencialidades y el reconocimiento de
límites.
Reconstrucción de la imagen alegórica familiar conjunta, a partir de la
objetivación de las imágenes individuales, las matrices de identidad originarias
(abuelos), las imágenes transversales del pasado y su posterior transformación
después de interacciones situacionales concretas.
Objetivación y eliminación de los pseudo-roles, que son aquellas pautas
comunicacionales, actitudes o intereses aparentes que sólo corresponden a las
pautas sobre-exigidas por el contexto social.
Fomentar e inducir la evolución sociogenética del grupo familiar hacia niveles de
pertenencia, liderazgo múltiple por consenso y compromiso de discusión lógico a
través de situaciones intermediarias en el contexto dramático en las que se
utiliza paradojalmente la situación competitiva para lograr el desarrollo, pues la
consigna de base siempre es formulada de tal modo que su significado latente
sea: <regresiva de conducta>>.
Cambio en la cosmovisión.
· Mostrando esquemas de interdependencia de actitudes en los roles jugados en
los vínculos.
· Cambio en las conservas culturales del ecosistema cerrado, creando un nuevo
universo abierto a través de la liberación de la espontaneidad y la creatividad.
· Evidenciando el origen y la falta de operatividad de las imágenes familiares
míticas que han sido transmitidas como creencias irracionales.
· Una vez reconocidos los deseos de cada miembro (las motivaciones verdaderas
de sus atracciones y rechazos) en relación a sus diversos objetivos, el método
consiste en ayudarles a que reflexionen sobre sus acciones (objetivación
psicodramática)de modo tal que lleguen a ser capaces de alcanzar sus objetivos
por sí mismos. Más que probar una teoría ajena, se trata de que los miembros
formulen una teoría de sus propias acciones en tren de realizarse.
TÉCNICAS DE TERAPIA FAMILIAR SOCIODRAMÁTICA
A. Técnicas de caldeamiento a través de interacciones espontáneas.
A.1. Diálogo en situación: mostrará un material vincular del que se obtendrá un
emergente. Puede darse espontáneamente en el contexto grupal.
A.2. Paso al escenario donde se desarrollará el vínculo en el contexto dramático. El
director iluminará el campo, según la matriz de motivaciones, a través de los recursos
para crear climas con el fin de hacer aparecer las contradicciones entre forma y
contenido relativas a las tendencias aparentes de acercamiento o huida en el vínculo.
A.3. Consignación al Yo-auxiliar para que introduzca modificaciones en los roles
complementarios que apelan a los cambios espontáneos de actitud para adaptarse a la
nueva situación. En familias muy bloqueadas se hará a través de situaciones
intermediarias.
B. Técnicas de concretización sobre la dificultad interpersonal que encubre el
síntoma.
B.1. Repetición de la misma escena varias veces con modificaciones técnicas. Empleo
de dobles, espejos, cambio de roles y soliloquios.
B.2. Multiplicación dramática del contenido vincular de la escena, a partir de los nuevos
contenidos que van apareciendo de los nuevos soliloquios o en la dramatización.
Nuevas escenas asociadas en las que la forma dramática de la dificultad interpersonal
es variada.
B.3. Alargando el tiempo de la dramatización siempre que se logre un compromiso
vincular nuevo. Estimular el desarrollo de las nuevas formas de comunicación que
aparecen en estado embrionario.
B.4. Manejando las leyes de la proxémica en la puesta en escena puede inducirse a la
comunicación entre miembros del grupo previamente incomunicados.
B.5. La dificultad interpersonal predominante , va a tender a ser reproducida en la
relación de la familia con los terapeutas. Esta identificación subjetiva o transferencial es
complementada aparentemente al principio tanto por el director en el contexto grupal
como por el Yo-auxiliar en el contexto dramático, para ir introduciendo posteriormente y
poco a poco modificaciones formales en los papeles asumidos, a través de la técnica
de interpolación de resistencias, con el fin de lograr identificaciones objetivas o de rol.
La propia relación entre el director y el Yo-auxiliar servirá de espejo en el que se mira la
familia, tal y como ocurre en toda situación de coterapia.
Ejemplo 1
La familia de Juan Miguel consulta por la escalada de enfrentamientos agresivos de
éste con su madre. Ramón, el padre, suele estar ausente entre semana por motivos de
trabajo. Existe gran rivalidad con Román, el hermano pequeño. Julia, la madre, trabaja
fuera de casa y se siente superada por la situación.
En las dramatizaciones iniciales aparecen escenas donde los hermanos compiten por
dormir con la madre ante la ausencia del padre. Aparecen tendencias de acercamiento
donde parecía haber huida en el vínculo madre-hijo. La madre presenta una escena de
dificultad en la comunicación con sus suegros que al ser repetida, concretiza la relación
infantil de su marido con su suegra.
En las multiplicaciones dramáticas, aparece la dificultad de la madre para el juego
mutual con el hijo, así como las tendencias perfeccionistas y sobre-exigentes. Al
alargar el tiempo de dramatización en una escena intermediaria entre el padre y el hijo
en la que compiten por el liderazgo de un equipo de fútbol, aparece con claridad la
fantasía de eliminar al padre (< < como no vienes a todos los partidos, podías largarte a
otro equipo y no volver más>> ).Puede establecerse un juego nuevo de peleas con el
padre.
El padre puede tomar conciencia de su tendencia de descalificar al hijo y así aumentar
la rivalidad. La madre puede ir tomando conciencia de su dificultad para separarse del
hijo y permitirle que se equivoque y aprenda.
Se concretiza también el conflicto de roles entre profesora y madre. El padre comienza
a estar más presente. El equipo de terapeutas va modificando la inicial
complementariedad competitiva que establece la familia. El conflicto se desplaza al
vínculo-padre en una lucha desigual por mantener el sentido de tener una
personalidad.
El trabajo de un sueño de Juan Miguel utilizando títeres como objetos intermediarios,
pone en evidencia para los padres los conflictos que su hijo está pasando por el
desarrollo de su sexualidad y de lo que no puede comunicar abiertamente. Si pueden
recordar juntos una escena en la que tras leer <> , le dijo a su
madre: <> y cómo desde entonces se agravó la dificultad
interpersonal.
En otras escenas los padres pueden hablar delante de los hijos de sus dificultades en
su desarrollo personal. Juan Miguel se muestra muy interesado en comunicar con su
madre sobre la escena en que ésta se enfadó mucho con unos niños que se colgaban
de las cortinas en la casa donde se hallaba su padre recién muerto en accidente
cuando ella contaba diez años.
El hijo pequeño, Román, queda desenmascarado en sus actitudes regresivas de
seductor con actitudes femeninas, siguiendo el deseo oculto de la madre que deseaba
una niña durante su embarazo.
Alargando el tiempo de la dramatización en una escena de confrontación madre-hijo,
pueden aceptar los desacuerdos y mostrarse más independientes.
La madre mejora de su sintomatología distímica y llega a comenzar un soliloquio:
<>. Juan Miguel abandona sus formas
insultantes y las cambia por comunicaciones más adultas tales como dar y pedir
opinión, propias del nivel de pertenencia que va alcanzando la familia.
Al multiplicar dramáticamente la escena de pelea entre hermanos surge otra escena en
la que el padre está estimulándoles a que se peleen en clara actitud dominadora de
líder oficial. Su liderazgo es cuestionado y surge una escena fraterna de compartir
como subpsicogrupo de nuevo cuño ajeno a la corriente de influencia del padre como
líder oficial ausente y pseudomutual.
Este desenmascaramiento de la cosmovisión persecutoria del padre y su progresivo
desmontaje como conserva cultural irracional, permite un mayor nivel de encuentro y
una mejor aceptación de las dificultades de Juan Miguel inherentes a su desarrollo
(déficit en el rol de contactador y en el de ingeridor, nacimiento por cesárea, destete
brusco, déficit en el modelo de defecador con dificultad para sentirse aceptado,
hiperquinesis con déficit de atención, etc.).
Juan Miguel puede demandar abiertamente más contacto físico con los padres. En una
escena donde la madre se pone muy agitada con sintomatología ansiosa, Juan Miguel
puede por primera vez jugar el rol de consolar a su madre.
Por primera vez en mucho tiempo, la madre se permite hacer un viaje profesional de
cierta duración y separarse de la familia. Curiosamente este hecho permite una mejoría
importante en los síntomas de Juan Miguel y sesiones con gran espontaneidad en la
interacción del padre y los hijos.
Otro cambio que se logra es que los niños duerman en habitaciones separadas, así
como una relajación en el perfeccionismo de la madre.
Juan Miguel puede comunicar a sus padres las dificultades con un compañero del
colegio con el que mantiene una gran rivalidad.
La familia puede establecer su propia teoría sobre sus interacciones, evaluar los
cambios habidos y dar por terminada la intervención terapéutica.
C. Técnicas para el cambio de estructuración sociométrica.
C.1. Diferenciación de intereses de psicogrupo y sociogrupo.
C.1.1. Hacer dramatizar a los distintos subpsicogrupos en diferentes contextos.
C.1.2. Animar el desarrollo de los roles potenciales, mostrando como cada miembro
aporta sólo el conjunto de roles con los que se vincula y entrama al sociogrupo y que
hacen a la convivencia. Cuanto mayor sea la cantidad de estos roles en relación a los
que dispone, mayor será la entrega y dependencia al mismo con carácter psicogrupal.
C.1.3. Las dramatizaciones demostrativas sobre el conflicto de intereses del psicogrupo
y del sociogrupo, facilitan el desarrollo sociogenético hacia el nivel de pertenencia.
C.1.4. Incluir en las sesiones a personas situadas en lugares centrales de la red de
corriente psicológica influyente.
C.1.5. Transformación de las conservas culturales míticas, mediante la demostración
de su pérdida de funcionalidad en la situación actual. Esto se logra sometiendo una y
otra vez a la conserva cultural a los más variados y creativos procesos de caldeamiento
específico. Es muy útil la realización de juegos dramáticos diseñados de tal forma que
sólo resulten satisfactorios y progresen si se toma la actitud contraria a la prescrita por
la conserva cultural (juegos de conocimiento, juegos de afirmación, juegos de
confianza, juegos de comunicación, juegos de cooperación, juegos de resolución de
conflictos, juegos de distensión, etc.). Tras esta etapa de caldeamiento en la que el
grupo ha variado necesariamente su estructuración sociométrica logrando experiencias
grupales vivenciales novedosas, se trata de intentar pasar sin solución de continuidad a
la dramatización de la conserva cultural que se verá transformada in situ con
creaciones originales y adecuadas al contexto en la medida en que hayan podido
aprender nuevas formas en los juegos de caldeamiento.
Ejemplo 2
En una familia en la que existía una conserva cultural formulada como la exigencia de
que cada uno se hiciera cargo de determinada función de forma exclusiva y rígida, se
logró que cooperaran en tareas tales como recoger los juguetes de los niños, poner la
mesa, ayudar entre todos a resolver una dificultad de un miembro y en general
flexibilizar las funciones y los roles, después de que lograran disfrutar con un juego de
cooperación consistente en agarrar entre todos un círculo de cuerda con varios
diámetros de cuyo centro pende una cuerda con un bolígrafo y tratar de cooperar para
lograr introducir el bolígrafo por el cuello de una botella. En los comentarios posteriores
al cambio quedó en evidencia cómo la conserva cultural protegía en exceso los
intereses del sociogrupo en detrimento de los del psicogrupo ahora revalorizados.
C.1.6. Facilitar, dentro del psicogrupo, el desarrollo de roles y vínculos que venían
desempeñándose con criterio de sociogrupo en posición extravertida (elecciones fuera
del propio grupo). Para ello hay que poner en escena los vínculos que se establecen
con personas de fuera del grupo familiar en los que esté desplazado el criterio
psicogrupal que se le está escamoteando al psicogrupo familiar. Esta técnica es muy
útil cuando uno de los miembros juega en casa el papel de ogro mientras que fuera de
casa se muestra encantador.
C.1.7. Mejora de la discriminación y percepción del status sociométrico intragrupo con
eliminación de criterios para-sociométricos que sustentan pseudo-roles y de los subpsicogrupos
pseudo-cohesivos.
Esto puede hacerse a través de la objetivación de imágenes alegóricas de la situación
jerárquica en un grupo de animales que construye cada miembro. El sujeto que tenía
una fantasía de previsión exagerada con respecto a su status podrá objetivar en que
lugar le tienden a colocar los demás y por qué motivo.
El manejo del espacio en la puesta en escena facilita la discriminación del status
sociométrico objetivo. También la separación instrumental del grupo familiar en
protagonistas que dramatizan y auditorio que observa ayuda en el ajuste del status.
Los señalamientos y constructos cognitivos del Yo-auxiliar durante la dramatización y
del director en los comentarios, ayudan a reconocer el verdadero status.
Los juegos dramáticos en campo relajado permiten acciones pertinentes con las que
mejorar situacionalmente el propio status sociométrico. Los juegos en campo tenso,
permiten percibir las catastróficas consecuencias que para el propio status tienen las
actuaciones no pertinentes así como la posibilidad de mejorar el status a través de
actuaciones heroicas con voluntad de comunidad.
C.1.8. Propuestas de formas dramáticas que alargan la interacción hasta límites
desacostumbrados. Se busca la interacción placentera en campo relajado para facilitar
el encuentro.
C.1.9. Técnicas de espejo y psicovideodrama para mostrar interacciones y respuestas
disfuncionales evidentes de los sub-psicogrupos.
C.2. Cuestionar el status sociométrico oficial y evidenciar el status sociométrico
objetivo.
C.2.1. Realización de la historia sociodramática del grupo familiar por cada uno de sus
miembros. La sucesión de imágenes creadas pondrá en evidencia un proceso
longitudinal diacrónico o historia del sociogrupo, donde el equilibrio se va modificando
en función de la variación de las relaciones de poder dentro del mismo.
C.2.2. Técnica de <>.
Esta técnica de situación intermediaria fantástica consiste en brindarle al miembro de
un vínculo que posee un status oficial menor, la posibilidad de convertir al superior en
perro en cualquier momento de la escena y poder volver a convertirlo en humano
cuando lo necesite. Puede realizarse con la persona real o con el Yo-auxiliar. Suelen
ponerse en evidencia los modos vinculares latentes, las demandas de
complementariedad específica y las proyecciones de sentimientos agresivos así como
la dinámica de la voluntad de dominio neurótica al servicio del reforzamiento de la
sensación de personalidad.
Ejemplo 3
En una escena en la que el hijo de 8 años está jugando a los coches en el suelo del
parque mientras su padre lee el periódico, el niño molesta al padre con sus juegos y
cuando el padre reacciona autoritariamente es convertido en perro por la varita mágica
del niño. Entonces el padre se lanza al suelo convertido en perro y puede acceder a la
demanda del juego que formula el hijo. Pronto aparece un rol de perro invasivo e
indisciplinado (el contrarol oculto defendido y habitualmente proyectado en el hijo), lo
que hace que el niño convierta al padre en humano para librarse de la invasión. Esta
escena tuvo el efecto para el niño de aceptación de límites en su demanda continua de
atención, de una forma similar a la relatada por MORENO con su hijo Juanito4 en el
cambio de roles que efectuó para resolver una escena en la que Juanito le invadía con
sus gritos impidiéndole hablar por teléfono. El padre pudo tomar conciencia de la
demanda de juego compartido <> que hacía su hijo, así como de la
relación existente entre la molestia que le producían las formas bruscas de su hijo con
sus propias tendencias impulsivas habitualmente reprimidas, y liberadas en la escena
bajo la forma del perro.
En otra familia, cuando la esposa transformó en perro al esposo en la escena, quedó
en evidencia de forma exagerada su defensa de niña mimada y su intolerancia a la
frustración propinándole puntapiés al perro cada vez que éste no accedía a su
demanda.
C.2.3. Inducir una crisis mediante la movilización efectiva y el compromiso total del
individuo, para romper los estereotipos y rigideces del comportamiento, a través de la
catarsis de integración. El miembro que protagoniza la crisis inducida logra descubrir un
nuevo equilibrio consigo mismo y con los demás ubicándose en la posición
sociométrica que objetivamente le corresponde.
C.2.4. Elección de un agente terapéutico a partir de la correspondencia mutua y de las
necesidades mutuas de satisfacción para establecer un tele terapéutico.
Ejemplo 4
En una familia que consulta por un trastorno explosivo intermitente con consumo de
alcohol en el padre, la desconfianza de éste y el mecanismo de aislamiento fueron
superados a través de fomentar las escenas de comunicación con el hijo mayor que
demostró ser un agente terapéutico muy espontáneo capaz de encontrar en las
diferentes escenas la satisfacción mutual con el padre en base a la identificación de rol
en actividades típicamente masculinas.
En otra familia con una madre que presentaba un trastorno narcisista con síntomas
depresivos, el hijo de doce años pudo satisfacer a la madre en distintas escenas al
tiempo que podía señalarle el conflicto latente: < > <tienes algo dentro que no lo puedes sacar>> , <te enfadas>>.
C.2.5. Traslado de una posición de inadaptación a una posición que promete
beneficiarlo dentro del propio grupo. Puede hacerse a partir de la objetivación de las
atracciones y rechazos emitidos y recibidos. Se cuestionan así los supuestos beneficios
del liderazgo oficial donde el sujeto es rechazado y se le permite experimentar las
elecciones de que es objeto cuando cambia para tratar de ser objetivamente atrayente.
Ejemplo 5
En una familia que consulta por un trastorno adaptativo con estado de ánimo mixto
ansioso y depresivo en el padre a raíz del embarazo no deseado de la hija de 19 años
en una relación con un amigo de la familia, pronto se evidencian mecanismos de culpa
y desplazamiento que provocaron el trastorno ante la severa mirada de la madre como
líder oficial. Ésta se encuentra tan decepcionada con la hija que en su enfrentamiento
impide que se lleve al bebé a la guardería así como se niega a cuidarlo mientras su hija
continúa los estudios y trabaja. A partir de un escena en la que la madre declara su
obsesión por los problemas económicos del sociogrupo y recibe el apoyo espontáneo
de los otros dos hijos trabajadores, puede comentar: <
hortelano que ni come ni deja comer>>. El padre puede recibir la alianza de la hija y el
hermano en una escena desculpabilizadora y recuperar así parte de su status
sociométrico perdido. La madre cede parte de su liderazgo oficial y se produce el
reencuentro con la hija.
C.2.6. Técnicas de objetivación de la estructuración sociométrica in situ para
intervenciones concretas. Construcción de imágenes individuales y de consenso sobre
relaciones jerárquicas, modelos perceptivos, auto y heterodesignaciones y elecciones
espontáneas, así como roles rechazados y asumidos ante los intentos de asignación.
Se emplean imágenes y juegos dramáticos inspirados en conceptos etológicos de
territorialidad. Puede pedirse a la familia que cada miembro coloque a los demás y a sí
mismo en los tres palos de un gallinero imaginario donde las gallinas de arriba pican a
las de abajo. También puede pedirse que asignen un animal a cada miembro y los
coloquen repartiéndose un territorio natural en el escenario. Esto se pide tras una
interacción típicamente estereotipada de la familia.
Esta técnica tiene buenos efectos sobre la aceptación del propio status sociométrico
objetivo y el reconocimiento del de los otros.
Ejemplo 6
Una paciente con un trastorno hipocondriaco pudo comprobar con la <palos del gallinero>> cómo se percibía a sí misma con un status bajo mientras que los
demás la colocaban siempre en el palo de arriba. Esta constatación le facilitó la
recuperación del vínculo con una hermana mayor que había cumplido funciones de
madre durante su infancia y disfrutar de las elecciones recibidas mientras continuaba
su proceso de separación y emancipación de la familia.
Un niño de 13 años con oposicionismo y disconductas colocó en el territorio a su
abuela-gato, su padre-delfín, su madre-perro, su hermano-lince, su hermana-ardilla, y a
sí mismo-pantera. En la dramatización se puso en evidencia el carácter ausente del
padre-delfín, el rechazo emitido y la voluntad de dominio de la madre-perro, las tácticas
de poder del hermano-lince, las técnicas seductoras de la hermana-ardilla, el liderazgo
sociométrico objetivo de la abuela-gato y el trasfondo fóbico de él mismo-pantera.
Un paciente de 20 años con depresión mayor y varios intentos de suicidio que se
encontraba totalmente sometido a un padre alcohólico caracterial con el que no existe
comunicación y muy dependiente de la madre, toma conciencia, en un juego de
estructuración sociométrica situacional, del buen nivel de comunicación que su
hermano sí tiene con el padre. Puede aliarse con el hermano y convertirlo en portavoz
de las necesidades del psicogrupo con respecto al necesario cambio en el padre. En
lugar de mostrar su desacuerdo con retraimiento depresivo, logra en las escenas
apoyar al hermano en su confrontación con el padre, para finalmente poder realizar
escenas de comunicación con el padre en las que se alarga el tiempo de
dramatización. El padre que se siente atacado es apoyado por el director que está
permitiendo el ataque. Dentro de este apoyo se le receta un complejo vitamínico B ante
una demanda por sus síntomas de neuritis periférica, con lo que simbólicamente queda
designado también como paciente problema. La sintomatología depresiva del hijo
disminuye y es posible reducir la medicación. En una última entrevista padre e hijo
pueden verbalizar la desaparición del miendo en su relación y la madre llega a decir:
<estaba así>>.
El padre pues, abandonó su forzado liderazgo oficial basado en el miedo, para
recuperar un normal status sociométrico objetivo basado en la comunicación
espontánea con los otros miembros. La gravedad de la crisis suicida funcionó como
motor del cambio en la estructura.
C.2.7. Instrumentación de un Yo-auxiliar como polo motor de la unidad funcional, que
pueda absorber los deseos del protagonista en cada escena, lograr la unidad, operar
en su beneficio, sin hacerse idéntico a él (logro de una identificación objetiva o de rol).
C.2.8. Confrontación en el campo relajado que supone el contexto dramático, donde el
compromiso social disminuye para aumentar el compromiso de rol.
C.2.9. Operar sobre la red de corriente psicológica influyente, modificándola cuando el
sujeto que rechaza al protagonista es elegido por personas centrales de la red, o
instrumentándola favorablemente en caso contrario.
Ejemplo 7
En el caso del niño con oposicionismo y disconductas ya citado en el ejemplo 6, se
instrumentó favorablemente la red ya que la abuela materna se mostraba crítica con su
hija, siendo ésta rechazante con respecto al niño. En una escena con la abuela, la
madre y el niño, pudo objetivarse como la madre recibía como ataque cualquier
comunicación espontánea del niño, respondiendo defensivamente y entrando en el
círculo de la agresión. Posteriormente, la abuela y la madre pudieron comunicar,
delante del niño, acerca de la tendencia a la autosuficiencia en la madre, el
enamoramiento de su padre, la rivalidad con su hermana, su tendencia al control y
otros aspectos de la vida infanto-juvenil de la madre.
Veamos ahora al caso de una mujer de 48 años que presentaba un cuadro de psicosis
atípica con antecedentes de psicosis puerperal. Entre los antecedentes inmediatos a la
crisis había un accidente por inmersión que provocó amenorrea, un intento de
desarrollo de un rol laboral muy estresante y la muerte en su domicilio de su suegra a
la que hizo de enfermera en una enfermedad terminal. Tiene tres hijos y entre las ideas
delirantes presenta un delirio de embarazo. Otras ideas delirantes: <La bruja es la suegra de mi hermano>> , <dientes todavía>> , <>.
En el tratamiento familiar se instrumenta positivamente la relación con un cuñado con el
que mantiene un tele positivo. Pronto queda en evidencia la relación fusional de la
paciente con su madre y los trastornos de rechazo sociométrico ambivalente que tienen
como origen el tremendo rechazo que suscitó su primer embarazo de soltera en la
intrincada red familiar de su origen. La suegra de su hermano ( la bruja en el sistema
delirante) aparece en las escenas como el nudo central emisor de la corriente
psicológica influyente. En este sentido es tratado el problema con la participación del
hermano y la cuñada en una escena muy emotiva donde éstos pueden elegir a la
paciente y rechazar a la suegra, cortando así la red de corriente psicológica influyente.
Las dificultades en el rol de madre son trabajadas en base a desmontar la identificación
subjetiva con su propia madre y el rechazo brutal que recibió de su padre autoritario en
su primer embarazo (que acabó en psicosis puerperal). Curiosamente, el padre
pertenecía al clan familiar de la poderosa suegra del hermano (< <>> ). En una
escena en la que se trabaja una idea delirante persecutoria referente a <negra que me sigue, un hombre con un cuchillo>> se produce un fenómeno de shock
psicodramático y de catarsis alucinatoria como los descritos en el trabajo anterior5. En
esta escena la paciente entra en un súbito estado de gran angustia y bruscamente
abandona el contexto dramático donde se relacionaba con su perseguidor, para
lanzarle hacia el contexto grupal, arrodillarse delante de su familia y presa de gran
excitación rogarles que dejaran de lastimarse con su rechazo, que derribaran el muro
de desaprobación, en una especie de ataque de cordura dentro de la paulatina salida
de su brote psicótico. La escena acabócon un abrazo muy emotivo y contactador con
varios miembros de su familia, que entonces sí pudieron comprender el alcance y la
fuerza destructiva de la red de corriente psicológica influyente.
A raíz de esta escena mejora rápidamente la sintomatología delirante que más de un
mes de medicación neuroléptica incisiva no había logrado sino atenuar. A la semana
siguiente se muestra muy crítica con su sistema delirante y puede autoexplicarse su
brote: <> , <sufro>> , <> , <mal de mí cuando me quedé embarazada de soltera>> , <con el dinero y los préstamos>> , <>.
C.3. Técnicas para el aprendizaje del compromiso en la complementariedad de
roles.
C.3.1. Manejo de conflictos dramáticos entre protagonista y antagonista y resolución de
cada unidad de acción dramática mediante el cambio de objetivo del protagonista o la
conversión del antagonista en un denteragonista.
C.3.2. Realizar sesiones dedicadas íntegramente al caldeamiento del grupo familiar en
base a juegos de complementariedad de gestos, posturas y actitudes, juegos para el
desarrollo de la complementariedad lingüística y la escucha activa y juegos de reflejo
de imágenes corporales.
C.3.2.1. Se coloca a dos miembros de la familia frente a frente. Uno de ellos realiza
sucesivamente una serie de gestos, posturas y actitudes que el otro tiene que
complementar de forma refleja.
C.3.2.2. Por parejas, uno de los miembros dice una serie de palabras durante 30
segundos y a continuación el otro tiene un minuto para contar una historia coherente
que incluya todas las palabras propuestas.
C.3.2.3. Por parejas y por tríos. Uno de los miembros presenta imágenes posturales
que reflejen algo de su forma de ser. El/los otro/s tiene/n que complementarlos de
forma refleja. Se hace cambio de roles y al final se comenta en qué medida se
conocieron más aspectos del otro y si se sintieron complementados.
Estos juegos deben repetirse siempre que se quiera crear una clima de buena
disposición y conocimiento mutuo para fomentar la complementariedad en mayor
tensión de campo.
C.3.3. Poner en evidencia la conformación de la estructura sociométrica de átomo
social a través de la puesta en escena de los vínculos lineales, angulares y triangulares
y la interdependencia de las conductas de los miembros en la transformación de unos
vínculos en otros y su mantenimiento.
Ejemplo 8
Un joven de 20 años que presenta un trastorno paranoide leve a raíz del consumo de
drogas. En el trabajo con el vínculo lineal simbiótico con la madre y al realizar la historia
sociodramática del vínculo, aparece que durante el embarazo del paciente, su padre
tuvo un delirio celotípico alcohólico negando la paternidad del paciente. Pudo
evidenciarse con claridad cómo esa tensión vincular había impedido un buen proceso
de triangulación e identificación. La inseguridad de su posición sociométrica en el
átomo social era determinante para sus reacciones paranoides en el contexto social
con su grupo de pares. Resulta curioso cómo al mejorar la sintomatología en el
paciente, se descompensa el vínculo de la pareja parental, apareciendo de nuevo
síntomas persecutorios en el padre el cual accede a ser tratado con neurolépticos, para
mejorar posteriormente la relación padre-hijo.
C.3.4. Utilización de la técnica de construcción de imágenes para que cada miembro
pueda objetivar las imágenes familiares desde distintos puntos de vista y obtener
simultáneamente múltiples impresiones que hasta entonces se hallaban disociadas por
ser percibidas de forma sucesiva.
C.3.5. El Yo-auxiliar en su manejo técnico de la función de guía y agente terapéutico,
representa la duda, la alternativa. Demostración dramática de la interdependencia de
las conductas complementarias a través de la técnica de interpolación de resistencias y
del cambio de roles. Transformación de la creencia a través de la duda pragmática.
Ejemplo 9
En el caso del niño con oposicionismo y disconductas ya citado en los ejemplos 6 y 7,
el Yo-auxiliar interpoló una resistencia desde el papel de padre dominante, dejándose
ganar por el hijo. El padre situado en el auditorio, pudo darse cuenta de cómo el hijo
aprovechaba la interpolación para pedir simplemente una mayor presencia y
participación del padre en sus juegos e intereses. En una escena de comida familiar
donde se efectúan cambios de roles, queda en evidencia cómo una incipiente discusión
entre los padres es soslayada a través de una alianza coyuntural para descargar la
tensión contra el hijo exigiéndole una conducta alimentaria determinada.
C.3.6. Puesta en relación demostrativa de la influencia mutua de los distintos contextos
dramático, grupal y social como limitadores de la conducta de los individuos.
C.3.7. Análisis dramático comparativo de las relaciones de rol a sí mismo psicológico,
donde existe la sensación de compromiso de la totalidad de la personalidad (tomarse
las cosas como si le fuera la vida en ello), sensación de sometimiento y falta de
discriminación de contenidos.
C.3.8. Señalar en la etapa de comentarios las formas de interacción familiar que se
repiten con distintos contenidos. Análisis de las incoherencias entre forma y contenido.
Ejemplo 10
En el caso de trastorno explosivo intermitente ya citado en el ejemplo 4, pudo
evidenciarse en diferentes escenas con diferentes roles una forma de interacción
familiar que se repetía: la madre se hacía cargo de todo sin poder delegar, el paciente
nunca expresaba sus necesidades afectivas, las hijas optaban por las soluciones
pasivas sin comprometerse, se cotilleaba a espaldas de los demás (esto se trató con la
técnica de espaldas), siempre prevalecían las tareas sociogrupales sobre el compartir
psicogrupal.
C.3.9. Manejo técnico de los conflictos entre dos estados de espontaneidad diferentes
pero interdependientes. Los sentimientos de A por B y de B por A configuran un
movimiento total, no son estados duraderos, sino procesos dinámicos. Por ejemplo, el
odio de A por B se transforma en pánico, cuando la envidia de B por A se transforma
en crisis de rabia poseído por el deseo de dominar a A.
Ejemplo 11
En el caso de un niño con oposicionismo y disconductas citado en los ejemplos 6, 7 y 9
se dramatizó una escena en la que el niño en el papel de madre le cuenta una historia
de terror a la madre en el papel de niño. Cuenta una historia de despedazamiento,
canibalismo, donde no se encuentra protección, se bebe sangre, no se encuentra
cuchillo con el que defenderse y aparece un hacha o sierra que corta los cuerpos.
Cuando se recambian los roles y la madre desde su propio papel cuenta una historia de
terror, el niño no se caldea pues dice que en ese historia falta que <envidiosamente cuando atacan por venganza>>. En los comentarios la madre puede
asociar que cuando ella se enfada y ataca a los niños, pone cara de cínica (con ironía y
sarcasmo como si sintiera envidia por la libertad de sus hijos), <un ataque de rabia>> , <>.
C.3.10. Transformación de las nociones subjetivas individuales en nociones subjetivas
de grupo, a través de la concretización psicodramática. Los estados afectivos tales
como la cólera, el miedo o la amistad, o ciertos estados más complejos como la
reflexión, la convicción o la curiosidad constituyen realidades parciales. Forman parte
de un todo, de una realidad más vasta, de los átomos sociales. Nociones subjetivas
individuales como la cólera o el miedo, integradas en átomos sociales, se convierten en
nociones subjetivas de grupo. Así aparece la armonía cuando dos están
espontáneamente de acuerdo, emociones de oposición cuando hay desacuerdo,
emociones frustradas cuando una emoción fuerte choca con la indiferencia, y
emociones perdidas cuando el sujeto que es su objeto las ignora.
C.3.11. Evidenciar las áreas de no intercesión de los átomos sociales y culturales de
cada miembro de la familia. Las elecciones afectivas fuera del grupo y los roles que
sólo pueden ser complementados fuera del grupo, si son excesivos, disminuyen la
pertenencia y la cohesión, mientras que si son escasos, impiden la maduración y
desarrollo de las funciones yoicas de los miembros, sobre todo si los vínculos
intragrupo son además de excesivos, del tipo de rol a sí mismo psicológico.
Ejemplo 12
Un joven de 22 años que sufre de impotencia y eyaculación precoz es hijo único de una
madre viuda. En las escenas con la madre pronto aparece la culpa que siente el joven
si se atreve a elegir fuera del núcleo familiar y puede resolverse el vínculo
compensatorio establecido entre ambos. La madre puede tratar su duelo retrasado y
establecer nuevos vínculos en un grupo de mujeres de los servicios sociales, mientras
el hijo puede separarse y crear un vinculación objetiva con su novia, desprovista de
aspectos transferenciales.
C.3.12. Poner en evidencia las dificultades para establecer vínculos triangulares, como
resultante del natural conflicto entre el agrupamiento sexual y el agrupamiento
parenteral dentro de la familia.
Ejemplo 13
Es el caso de Manolo, un joven de 25 años de edad, que fue adoptado a la edad de 6
años, no presentando alteraciones hasta su primer brote esquizofrénico con 20 años en
la mili. En el tratamiento familiar pronto se pasan a dramatizar escenas de conflicto de
la pareja parental. Cuanto más abierto es el conflicto en el contexto dramático y más
puede centrarse la sesión en que los padres hablen de su historia, tanto más
asintomático se muestra Manolo. Poco a poco, ayudado por la medicación
neuroléptica, la estructura de la escena familiar va centrándose en los problemas de la
madre que también comienza a tomar medicación y Manolo puede hacer una demanda
manifiesta al padre en el sentido de que intervenga ayudándole a separarse de la
madre, que tome su papel en la pareja, que ponga límites a la madre, que triangule con
él.
C.3.13. Objetivar el núcleo psicológico o subpsicogrupo de pertenencia, delimitándolo
en la continuidad de su existencia, midiendo su influencia y revelando quienes tienen
tendencia a la separación en los vínculos, ya que la continuidad del grupo de relación
depende de esa configuración de relaciones. Aparecerán distintas formas en los
sociogramas: cadena centrada en el líder oficial, estrella centrada en el líder
sociométrico, centrado en otro miembro con el líder oficial relegado a su función de
proveedor, etc.
Ejemplo 14
En el caso de un paciente de 23 años que presenta un trastorno narcisista de la
personalidad con ligera sintomatología referencial persecutoria, aparece la posición de
excluido del subpsicogrupo formado por la madre y el hermano menor por el que siente
envidia. En una de las escenas sin embargo se crea una alianza entre los hermanos
contra la rigidez del padre. El paciente puede tomar conciencia de su excesiva
dependencia de las elecciones tele positivas que espera recibir del subpsicogrupo que
presenta una configuración introvertida con rechazos. Puede realizar una escena en la
que elige fuera del grupo familiar y tomar conciencia de su tendencia a la separación.
Su autoimagen grandiosa narcisista y las correspondientes imágenes parentales
idealizadas, pueden entenderse entonces como resultantes de una narcisización
insuficiente en una posición psicogrupal débil por la prevalencia de criterios
sociogrupales de elección en un grupo familiar centrado en la madre con una fuerte
presión por las expectativas de ascenso socio-económico del sociogrupo. La
intervención sociodramática posibilita la reducción de la sintomatología referencial a
una sintomatología interaccional y por tanto más objetivable y concretizable.
En otro caso de una joven de 17 años que presenta una psicosis reactiva breve, se
dramatiza la discusión abierta entre los padres por quién es el que manda. Se hace con
la técnica del volcán donde los dos contendientes tienen cada uno 30 segundos para
discutir gritándole al otro todo lo que tienen en su contra, para recibir la andanada del
otro en los siguientes 30 segundos y volver a comenzar el ciclo. El resto de la familia
permanece en el auditorio en el rol de jurado para decidir quién fue el vencedor.
Además del mero valor catártico de esta técnica, se favorece la explicitación de las
alianzas subpsicogrupales. La paciente y el padre forma un subpsicogrupo aliado
contra la abuela materna, y la madre y la hermana forman otro, aliado contra la abuela
paterna. La dramatización del vínculo del padre con su propia madre y otras escenas
donde el padre es protagonista, va haciendo aparecer a éste como afectado por un
trastorno de personalidad mixto compulsivo y paranoide, con tal ausencia de amigos y
un único rol laboral. Cuando la medicación va reduciendo los síntomas delirantes, la
paciente logra jugar una escena en la que confronta al padre y logra desprenderse de
ese forzado subpsicogrupo, acercándose a la hermana y a la madre.
C.3.14. Objetivar y promover la aceptación de límites en la expansividad afectiva. El
líder, inconsciente de sus limitaciones en este sentido, se vuelve irascible cada vez que
advierte su ineptitud para enfrentar todas las exigencias afectivas de que es objeto,
pero se resiste a permitir una reorientación de las exigencias afectivas de los
miembros, por temor a perder el liderazgo. Otras veces el líder usa la política de dejar
hacer limitándose a su trabajo doméstico y confesando así su incapacidad.
Ejemplo 15
En una familia que consulta por la sintomatología depresivo-ansiosa de la madre y las
rabietas de los hijos, se dramatiza una escena en la que la madre se queja de tenerse
que hacer cargo de todo. Las técnicas de cambio de roles e interpolación de
resistencias pronto ayudan a la madre a comprender cómo su expansividad afectiva sin
límites está impidiendo justamente lo que demanda: que los hijos puedan elegir más la
relación con el padre y así permitir a éste entrar en la relación cambiando su situación
de periférico en la medida en que ella puede cambiar su forzada centralidad.
C.3.15. Concretización dramática en el futuro, de las demandas de cambio hechas al
otro, para mostrar la interdependencia de los roles complementarios.
Ejemplo 16
En un tratamiento de sociodrama de pareja, la mujer presenta una imagen vincular de
futuro en la que espera ser totalmente sostenida por el hombre incluso en posiciones
totalmente forzadas. Se concretiza el vínculo a través una técnica de psicodanza donde
al comienzo la mujer se ensimisma y rechaza el encuentro, para luego ir a buscar al
varón cuando éste, frustrado, se retira. Finalmente puede lograr un abrazo de
encuentro. En los comentarios, la mujer dice que el encuentro amoroso le desata
fantasías de separación depresivas. Se queja de no poder depositar en su pareja, pero
toma conciencia de la culpa por su oposicionismo, por su no dejarse hacer. El varón
comenta su tendencia a no entrar justo cuando el otro más le pide que entre y su temor
a las mujeres mandonas como su madre.
C.3.16. Mostrar la interinfluencia de los cambios y los conflictos de roles en los distintos
subpsicogrupos o agrupamientos afectivos (conyugal, paterno-filial, materno-filial,
fraterno, etc.).
Ejemplo 17
Una familia consulta por trastornos en varios de sus miembros. El padre padece un
trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo con explosiones agresivas y los dos
hijos pequeños adolescentes padecen trastorno depresivo. Aparecen dos
subpsicogrupos enfrentados muy agresivamente. Por un lado la abuela materna, la
madre y la hija mayor, y por otro lado el padre con los pequeños. En una escena donde
se aplica cambio de roles sucesivos pasando todos por todos los roles, se les pide al
final que repitan la escena ahora cada uno en su rol, pero intentando comportarse de
cualquier manera distinta de la que emplearon en la escena original. Esta situación de
crear una interacción imaginaria después de haber pasado por los roles de los demás,
facilitó una escena donde las dos hermanas previamente enfrentadas a muerte,
lograron dar salida a su latente tendencia al encuentro presentando una escena muy
creativa donde se interesaban mutuamente por sus estudios y actividades, haciendo
oídos sordos a las maniobras de los líderes de sus respectivos subpsicogrupos por
enfrentarlas de nuevo. Esta sesión fue determinante para el cambio de la
estructuración sociométrica.
C.3.17. Insistir en la reciprocidad de las conductas y en la responsabilidad de todos en
el mantenimiento o desintegración del núcleo psicológico, produciendo una situación de
campo relajado en el contexto dramático, donde disminuya el compromiso social (lo
cual facilita la expresión de alternativas) para aumentar el compromiso de rol (lo cual
favorece la complementariedad y la estabilidad en el vínculo).
C.3.18. Analizar dramáticamente si la extraversión excesiva es a base de elegir
vínculos con personajes ya muertos o imaginados fuera ya de las familia que son
inconscientemente proyectados sobre personas ajenas al núcleo psicogrupal.
D. Técnicas para el cambio en la cosmovisión.
D.1. Búsqueda de la catarsis axiológica como desarrollo final de la catarsis intelectual y
emocional. Con su logro aparecen nuevas creencias que reequilibran el incómodo
estado de duda inducido por la técnica. Aparecen nuevos valores, generalmente
influidos por la voluntad de comunidad, que sustentan nuevos roles o desarrollos de
roles ya existentes, y esto ocurre en algunos de los miembros, lo cual tiende a
transformar los vínculos.
D.2. Manejo de la teoría y la técnica del axiodrama por parte del director, que ejerce su
función de analista social en la etapa de comentarios y señala con nuevos constructos
cognitivos los intentos que la familia hace para desarrollar nuevas potencialidades. En
el axiodrama lo esencial del valor es <> por la estructura, el
ser la demanda intrínseca del campo. El insight es la percepción de esa demanda, de
ese debería en una situación de contexto. El director debe ser capaz de iluminar el
campo de tal manera que la estructura formal demande, requiera del sujeto un acto
fundante como exigencia de resolución. La creación es una neogénesis que actualiza
esencias transespaciales desde lo virtual y posible. El valor es la relación entre el
objeto y el sujeto que lo valoriza. Importa el carácter momentáneo de la toma de
posición axiológica y el poder rescatar a la percepción, la sensación y el pensamiento,
esa primera impresión espontánea contradicha por la conserva cultural. El análisis
pragmático, de las actitudes motriz-afectivas, de los intereses con forma de
acercamiento o huida, y en definitiva de la intencionalidad de los sujetos, esclarece los
sistemas de valores existentes y facilita la adquisición de nuevos valores.
Ejemplo 18
En el caso ya citado en el ejemplo 7 de una mujer que presentaba un psicosis atípica
con historia de psicosis puerperal, ésta pudo rechazar los valores de la suegra a la que
se había visto obligada a cuidar:
<dinero en vez de por amor>>.
Pudo conciliar los valores de la maternidad con el desarrollo de un nuevo rol
extrafamiliar de administradora de la APA del colegio de sus hijos, y poco a poco ir
cambiando la cosmovisión fóbica-paranoide.
D.3. Contrastación permanente de constructos cognitivos lógicos e imágenes
analógicas en la investigación longitudinal de las matrices de identidad familiar de los
padres. Es clásica ya la mejoría que experimenta la familia que consulta por el
problema de un hijo, cuando las escenas se centran en la exploración de las familias de
origen de los padres. Cuando los padres dejan de hablar siempre del hijo-problema y
comienzan a hablar de sí mismos como hijos-problema.
D.4. Al trabajar con las técnicas del método psicodramático, se objetiva la diferencia
entre lo que el grupo dice que ve en la realidad y lo que realmente ve. La realidad, en el
transcurso de la sesión, empieza a perfilarse como relativa al significado que se le
atribuye desde la relación yo-tú, como necesitada de la confirmación del otro.
D.5. Dramatización de escenas fantásticas donde el grupo familiar se encuentre
vinculado según otros criterios sociométricos (p.ej. un grupo de tarea). Se analizaron
los roles sociogrupales de locomoción: información, opinante, elaborador, esclarecedor,
orientador, evaluador, etc., y los roles psicogrupales de mantenimiento: estimulador,
conciliador, favorecedor de compromisos, legislador, etc. En un principio, será el
director el que tendrá que jugar aquellos roles imprescindibles que el grupo no sea
capaz de jugar, para posteriormente ir iluminando el campo de tal manera que se
requiera la asunción de dichos roles, que serán asumidos inevitablemente si se maneja
adecuadamente la tensión de campo y se alarga o repite la misma dramatización.
D.6. Trabajo con las sombras de desaprobación en la identidad sincrética familiar. Esto
se efectúa en la técnica utilizando varios yo-auxiliares o un yo-auxiliar que se desdobla
para doblar a todos los miembros en el rol de <> en el curso de
una escena típica de la familia. Debe conocerse la patología estructural de cada
miembro para poder desaprobarle justamente en el modelo psicosomático donde
presenta dificultades. Posteriormente se cambia de roles y son los miembros los que se
desaprueban a sí mismos mientras actúan, para llegar finalmente a una <fantasmas desaprobadores>>. Esta técnica suele dar pie a una etapa de comentarios
muy fecunda sobre los diferentes modelos de cosmovisión. En sociodrama, sabemos
que los roles disfuncionales, están estrechamente ligados a sombras de desaprobación
entre las posesiones sincréticas de las matrices de identidad. Algunos de estos
<> actuados, son claramente identificados por los familiares
como idénticos a aspectos de ellos mismos o de los ancestros.
D.7. Realizar escenas de situación intermediaria relativas a estructuraciones
macrosociales que presenten analogía con la estructura microsocial de la familia en
cuestión.
D.8. Señalar las incongruencias entre las formas sociales (tales como las palabras)
empleadas por la familia y sus contenidos evidenciados por las formas naturales
(actos) empleadas en la dramatización.
D.9. Desmontaje de las conservas culturales transgeneracionales. Las conservas
culturales de la familia, son reordenadas y ampliadas a través de someterlas a un
proceso de caldeamiento específico que libere y haga actuar sobre ellas el fenómeno
de la espontaneidad-creatividad. Las conservas culturales transmitidas irracionalmente
de generación en generación, condicionan las vinculaciones co-inconscientes entre los
miembros de la familia siendo responsables de los roles disfuncionales que impiden el
desarrollo sociogenético del grupo familiar1.
Ejemplo 19
En el tratamiento familiar de un paciente de 26 años que presentaba un trastorno de la
personalidad mixto por evitación, compulsivo y paranoide con complicaciones
distímicas y conducta agresiva ocasional, pronto aparece la conserva cultural definida
como desconfianza y miedo generalizados al mundo exterior. El mecanismo de
evitación y aislamiento es común en todos los miembros de la familia. Al dramatizar
una escena en la que el paciente tiene miedo a recibir el ataque de su padre, el cual
también presenta un trastorno de la personalidad paranoide con actitudes autoritarias y
agresivas. Tras una interpolación de resistencias en la que el padre trata de mostrarse
confiado y benevolente sin conseguirlo, éste efectúa un soliloquio espontáneo: <hijo no se fía ni de su padre que soy yo. Pero no me extraña, porque a mí de pequeño,
mi padre me subió a una mesa y me dijo: "tírate que te cojo". Me tiré y él se apartó. Me
dí un buen golpe. Él se reía y me decía: "no te fíes nunca de nadie, y menos de tu
padre">>. A partir de esta escena pudo trabajarse con situaciones intermediarias,
escenas de relación ambivalente de rechazo-identificación con figuras de poder
autocrático. En una escena en la que un rey malvado consigue que todos sus súbditos
hagan siempre lo que él ordena y se enfrenten a los habitantes del reino vecino, el
paciente en el rol de oficial del ejército real, puede rebelarse y luchar
desesperadamente para obtener la posición de poder del rey. En el cambio de roles,
desde el papel de rey, establece un régimen democrático, y por primera vez en su vida
puede establecer una comunicación con su padre (éste en el papel de oficial) acerca de
sus diferentes puntos de vista. Al mismo tiempo puede establecer en el contexto social
un nuevo vínculo con una mujer, mientras se atenúa la descompensación de sus
rasgos de personalidad. El padre también atenuó sus rasgos y pudo retomar la
confianza en algunas personas de su átomo social. La conserva cultural mítica de la
desconfianza pudo ser reestructurada y ampliada permitiendo el inicio de un cambio en
la cosmovisión de la familia.
D.10. Utilizar técnicas de estructuración sociométrica situacional, para cuestionar los
sub-psico-grupos que funcionan en un nivel sociogenético de afiliación produciendo
una ilusión pseudo-cohesiva a expensas de mantener la percepción sociométrica en un
nivel muy bajo. Así, sus miembros tienden a elegir aquellos valores y personas que en
realidad les rechazan, y a rechazar aquellos valores y personas que en realidad les
eligirían. Con ello el aislamiento y la falta de reciprocidad producen una importante
sociopatología. Todo esto debe ser cuestionado permitiendo a los miembros que
asuman roles psicodramáticos donde ser elegidos o rechazados y elegir o rechazar con
una mejor percepción del tele.
D.11. Técnicas de multiplicación dramática que provea a la familia de dramatizaciones
alternativas, de nuevas perspectivas que ayudan a desarrollar la espontaneidad. Ya se
mostró en el ejemplo 17 la técnica de la escena resultante alternativa tras el cambio de
roles múltiples. Debe ser una actitud constante el ofrecer siempre a la familia tras una
escena la posibilidad de repetirla una vez más pero tratando de buscar alternativas a
las actitudes en los roles, al modo en que se hace en los ejercicios de originalidad en
los test de espontaneidad, en los que se le pide al sujeto que trate de resolver una
escena de todas las maneras distintas que se le ocurran. La técnica clásica de la
familia imaginaria, también ayudaría a encontrar soluciones originales a los viejos
problemas.
D.12. Las técnicas de intervención del director. Como analista social debe tener una
amplia experiencia personal en modos distintos de vivir la realidad para poder ofrecer
alternativas. Como productor de la acción dramática, construye en el escenario una
matriz de realidades complejas y plurales donde la familia pueda reestructurarse y
cambiar. Como terapeuta, examina junto a la familia las dificultades en el
reordenamiento de roles en cada etapa de la maduración esperable para esa cultura.
Bajo la instrumentación técnica sociodramática, el director es portavoz de una actitud
ética en la que pide a los miembros de la familia que sean generosos al mostrar ante
los otros sus verdaderas necesidades y temores, que se atrevan a investigar bajo su
dirección, el verdadero compromiso existente en sus vínculos. La instrumentación de la
empatía permite el acercamiento y aumenta el valor de las producciones del director y
yo-auxiliar.
D.13. La instrumentación de la técnica de máscaras, como extensión de las técnicas de
espejo y objeto intermediario, favorece la aparición y expresión en los vínculos, de
realidades que permanecían semi-ocultas y que distorsionaban la percepción
sociométrica de los miembros entre sí. Aparte de las grandes ventajas de la técnica
completa de las ocho máscaras realizadas por cada miembro sobre sí mismo, puede
realizarse una versión simplificada para el sociodrama vincular madre-hijo, en la que
cada polo del vínculo efectúa una máscara del otro para proceder luego a dramatizar
con ellas. Favorece la toma de conciencia de lo restrictivo de la cosmovisión existente.
D.14. Dramatizar situaciones intermediarias de todo tipo. Al jugar roles fantásticos, la
familia suele liberar su espontaneidad, y entrar en situación de juego relajado y
humorístico con una comunicación que incluye comentarios graciosos sobre la forma
de relación en curso.
D.15. Manejo técnico de la atención selectiva según el concepto de iluminación de
campo. La precisa combinación de formas naturales y sociales ofrecidas en la
comunicación terapéutica, favorece el vertido en la dramatización de determinados
contenidos de difícil expresión. Éstos deben concretizarse inmediatamente. Por
ejemplo, sabemos que los miembros de la familia que presentan alteraciones en el
modelo de ingeridor, que presentaran síntomas histérico-fóbicos, son más fácilmente
caldeables a través de iniciadores mentales. Los que tengan alteraciones en el modelo
de defecador, que presentaran síntomas depresivos o psicopáticos, serán más
fácilmente caldeables con iniciadores corporales, así como los que tengan alteraciones
en el modelo de Urinador, con síntomas obsesivos, serán caldeables sobre todo con
iniciadores ambientales.
D.16. Debemos introducirnos con la técnica en la realidad de la familia y objetivarla. En
sociodrama familiar esto resultará tanto más fácil cuanto más hayan ocurrido en el
contexto dramático, una serie de actuaciones comprometidas que todo el grupo ha
percibido y que posean la evidencia de lo irrefutable.
D.17. En sociodrama, el conflicto en un vínculo esconde siempre una dificultad para
tomar compromiso en otros vínculos. En sociometría, el rechazo y la indiferencia
buscan su expresión a través de relaciones tele patológicas, en vinculaciones de rol a
sí mismo psicológico, que son aceptadas oscuramente por un receptor de roles
atemorizado, indefenso y sometido. La triangulación de los vínculos, etapa necesaria y
fundamental del desarrollo, esconde la posibilidad de estos desplazamientos
patológicos, de estas asignaciones y asunciones oscuras de roles. Ya hemos
mencionado en algunos ejemplos como el trabajo sociodramático pronto evidencia, en
las familias de los pacientes psicóticos, los conflictos vinculares subyacentes a la
temática delirante.
D.18. Tal y como se cita en C.2.4., muchas de las intervenciones técnicas en
sociodrama van orientadas a la transformación de roles pasivos en roles de yo-auxiliar
espontáneo en alguno de los miembros del grupo familiar. Sorprende ver la capacidad
auxiliadora activa que puede ser desarrollada en una situación de campo relajado, y
como ello contribuye a cuestionar la cosmovisión familiar.
E. Técnicas de dramatización del síntoma.
E.1. Cuando le pedimos al paciente que sea espontáneo en la dramatización, le
sometemos a una paradoja pero le impulsamos a hacer un comentario válido.
E.2. <>. Esta frase de
MORENO nos dice que se trata de repetir en la cura, un mecanismo similar al que
provocó el enfermar. Al pedir al protagonista que realice su síntoma en un contexto
dramático que está destinado a cambiarlo, el síntoma deja de ser algo involuntario y
hasta entonces inmanejable, para ser reproducido bajo dirección. Deja entonces de ser
defensa transpersonal, cuando el paciente vivencia que es él mismo el que se caldea
patológicamente para producir y asumir el rol síntoma, cuando enfrenta una situación
irresoluble con el otro. De esta forma, los síntomas se transforman
sociodramáticamente en conflictos interpersonales. Debe entonces estimularse la
manifestación del conflicto en el contexto dramático, concretizándolo en imágenes o
secuencias escénicas. En el como si del escenario, se repiten las formas básicas de la
conducta interpersonal patológica.
Ejemplo 20
Es una paciente de 33 años, casado y con dos hijos, que presenta un trastorno
distímico sobre unos rasgos de personalidad histérica, relaciona el comienzo del
cuadro con un gran susto que recibió estando en la bañera al oír que había un incendio
y salir desnuda a la escalera siéndole negado refugio en casa de una vecina. Cuando
se dramatiza su <> , pronto aparecen las dificultades vinculares
con su marido, la culpa por la posibilidad de hacer daño, la envidia y rivalidad con las
vecinas y con una hermana, la relación contrafóbica ambivalente con su madre, la
voluntad de dominio, el negativismo oral, etc. Este material es concretizado en
sucesivas sesiones con la familia.
En el caso del niño que presentaba oposicionismo, disconductas e ilusiones fóbicas
que ya ha sido citado en los ejemplos 6, 7, 9 y 11, se dramatiza una ilusión fóbica que
relata así: <pelota. No queríamos que los mayores supieran que estábamos fuera pues nos
hubieran regañado. Pasé junto a una caseta en obras y de pronto sentí que había una
mano en la ventana, que iba a salir alguien, me iba a agarrar, ahogarme y comerme las
tripas>>. Dramatiza con un yo-auxiliar mientras la familia permanece en el auditorio.
Desde el papel de la mano dice que es el demonio, se lleva al niño al infierno y le dice
que hubo una rifa y le tocó ser comido.
Cuando el yo-auxiliar que hace de niño le señala que al infierno van los que son
culpables de algo y le pregunta por su culpa, el demonio comienza a acusarle de un
montón de faltas domésticas de una forma tal que la madre, situada en el auditorio,
interrumpe la escena para decir que es así como ella regaña a su hijo. En el cambio de
roles puede hablar del temor a ser comido por su madre cuando ésta se enfada y tiene
su <> , y llega al maltrato físico. En la etapa de comentarios, el
niño puede decir a sus padres: <pero luego dice que no sabe por qué se queja, pues si no trabajara su marido no sabe
de qué viviríamos>>. Posteriormente se dramatizan escenas de fantasías de ataque y
robo al monedero de la madre y finalmente se pudieron jugar escenas de reparación y
encuentro amoroso en el vínculo con la madre. A partir de este trabajo, desaparecieron
las ilusiones fóbicas y el niño logró por primera vez en mucho tiempo mantener el
contacto visual durante las interacciones, contacto que evitaba hasta entonces. Su
conducta cambió y pudo acceder a trabajar otros vínculos con el padre y los hermanos.
Al material sintomático volcado por los protagonistas, se le va dando un giro terapéutico
a través de diferentes recursos dramáticos (doble, interpolación de resistencias,
desarrollo de imágenes). Con ello, los protagonistas evidencian sus roles patológicos y
pueden modificar la secuencia de actitudes. El equilibrio patológico se rompe
induciendo una crisis mediante la expresión espontánea de los aspectos de su
personalidad que siendo genuinos, se encontraban reprimidos o negados. En el
contexto dramático se da una plusvalía de realidad donde explorar alternativas. Las
técnicas de creación de una familia imaginaria y la última vuelta creativa después del
cambio de roles múltiple (ejemplo 17), suponen una matriz donde explorar alternativas
a los roles síntoma.
E.4. Dramatización del síntoma en diferentes contextos. El director ayuda a discriminar
los distintos contextos como niveles de inclusión creciente, dado que iguales hechos o
palabras, tendrán un significado y valor distintos según el contexto en que se hallen.
E.5. Estimular la espontaneidad y creatividad de la familia en el caldeamiento y luego
dramatizar el síntoma, favorece que las tentativas de solución supongan una
transformación de la totalidad del sistema sociométrico.
E.6. Las situaciones vinculares donde aparecen los síntomas como juegos
estereotipados repetitivos en el contexto grupal, pueden ser jugadas en el contexto
dramático como situaciones o historietas a las que se pueden dar diversos finales pero
en cualquier caso algún final que rompa la estereotipia. Los roles y vínculos
estereotipados son transformados por su exhaustiva repetición circular a través de
técnicas como el cambio de roles. Se gana distancia con respecto a uno mismo. El
revivir las interacciones en sociodrama, no se hace desde la perspectiva de la
marioneta, sino desde la del creador que realiza su propio juego. Puede cesar con el
juego, cambiarlo, buscar alternativas, y jugarlo en otro marco de referencia, ya que la
constante labor técnica de objetivación permite autopercibirse y comentar sobre la
comunicación desarrollada en los vínculos.
E.7. Técnica de convertir al protagonista en director de una sesión. El permitir que uno
de los miembros sintomáticos de la familia, dirija la sesión circunstancialmente, para
una escena determinada, suele ser muy útil en las familias con miembros obsesivocompulsivos
que al intentar dramatizar, no logran comprometerse y dramatizan su
síntoma convirtiéndose en narraciones sin poder tomar el rol. El director examina con el
protagonista si está así bien la escena o si quiere introducir modificaciones, pero
permitiéndole respuestas cortas y cortándole con explicaciones narrativas.
Posteriormente podrá llegar a dirigirse a sí mismo como protagonista, pues en
definitiva, es el protagonista el que se manipula a sí mismo, ya que su reacción ante su
propio comportamiento (facilitada por las técnicas de espejo, espejo tecnológico o
vídeo y doble), no puede ser cambiada por otra persona más que por él mismo. La
solución llega de forma autónoma cuando el protagonista repite en el como-si, hasta
que suficientemente caldeado, decide abandonar él mismo su enfermedad, liberarse y
elegir la alternativa.
E.8. Dramatizar escenas de alto contenido emocional (lágrimas y gritos) cuando en la
familia prevalezcan las defensas intelectualizadoras.
E.9. Por el contrario dramatizar escenas imaginarias o de realización de deseos antes
de dramatizar los síntomas, en las familias donde los miembros no aceptan fácilmente
participar. Posteriormente emplear dobles y alargar el tiempo de dramatización. Al
emplear doble, es importante que éste no sea muy directo al principio, que no ejerza
mucha presión y sobre todo que al mismo tiempo que sugiere los sentimientos
manifieste la resistencia del sujeto doblado (esto me fastidia, pero prefiero no hablar de
ello).
E.10. Cuando uno de los miembros de la familia dice no tener síntomas, no tener
problemas, que los problemas son de otro miembro, será útil pedirle que construya una
historia imaginaria de una persona que tenga problemas. También será útil pedirle que
represente a alguna persona de su átomo social, que será entrevistada por el director,
el cual instrumentará las identificaciones proyectivas.
E.11. Técnicas de confrontación tales como la silla caliente o la técnica de espaldas o
el espejo pueden ser útiles cuando el síntoma se dramatiza constantemente en el
contexto grupal, pues consiste en defensas caracteriales en un paciente defecador que
inunda con sus contenidos al resto del grupo, o un paciente dominador o un paciente
ingeridor que acapara la atención. El resto de la familia necesita confrontarlo y pueden
ser necesarios los dobles. Las técnicas de confrontación deben combinarse con
técnicas de apoyo al yo del protagonista, tales como pedir a los miembros que debatan
sobre lo que ellos desearían del protagonista.
E.12. Desdramatización del conflicto, del síntoma, por reducción al absurdo. Cuando
MORENO dice <> ,
añade a continuación: <repetición total convierte a su objeto en algo ridículo>>.
E.13. La dramatización del síntoma va a poner en evidencia las tensiones existentes en
la familia entre la voluntad de dominio y la voluntad de comunidad. Transformado el
síntoma en conflicto vincular y resuelto éste, los protagonistas descubren una nueva
libertad creadora donde las cosas, las puede hacer uno mismo según sus necesidades
de incorporación o expresión y sus deseos (satisfacción de la voluntad de dominio)
pero que no hay razón para hacerla en solitario, no hay por qué aislarse (satisfacción
de la voluntad de comunidad).
E.14. Técnica de interpolación de resistencias. El director induce una consigna al yoauxiliar
o a uno de los miembros, para que durante la dramatización del síntoma,
invierta repentinamente su actitud en el rol complementario. Así espera provocar en el
protagonista una respuesta espontánea de complementariedad, que paradójicamente
sea de signo inverso al estereotipo sintomático.
E.15. Con la técnica de inversión de roles, cada miembro de la familia puede vivenciar
desde el interior del otro a través de la identificación objetiva o de rol, poniéndose
empáticamente en el otro extremo del vínculo. En muchos casos son roles muy rígidos,
el mero hecho de que uno de sus miembros pueda ponerse en el papel del otro, es ya
un signo de buen pronóstico, pues indica cierta plasticidad y capacidad de
comprensión. La inversión de roles múltiple y sucesiva entre todos los miembros del
grupo, es una técnica básica. Después de haber pasado cada uno por todos los roles,
debe hacerse una última vuelta, ya cada uno en su papel, con la consigna de: <y comportarse de cualquier forma que apetezca, pero que sea distinta de la forma
empleada en la escena síntoma con la que se comienza a trabajar>>. Gracias a la
inversión de roles, el protagonista situacional, puede captar sentimientos personales
del otro con el que se vincula, pero en 2ª persona, en relación yo-tú.
Esta técnica propicia transformaciones de la totalidad de la estructura sociométrica que
mantiene el síntoma, pues hace que el protagonista perciba el aspecto de reciprocidad
o circularidad en los vínculos. Cuando se consigue que el protagonista se comprometa
en los dos roles de una misma interacción, muestra que no se trata de un mero cambio
de roles, sino de un cambio de posición en la misma interacción. De hecho, es
frecuente observar cómo determinados contenidos de la situación vincular son más
fácilmente expresados por el protagonista desde el rol complementario. Los miembros
de la familia descubren que se conducen con sus padres, de la misma manera
problemática en que se han conducido sus padres con ellos. Descubren reglas que se
repiten de abuelos a nietos.
E.16. Técnicas de instrumentación del auditorio. Éste está formado por los miembros
de la familia y del equipo que en ese momento no dramatizan. Va a funcionar como
caja de resonancia, apoyando o desafiando a los diferentes subpsicogrupos. En
ocasiones, como caldeamiento, organizamos situaciones tipo <>
con formación de equipos que tienen que criticar, adivinar, etc., las producciones
dramáticas del otro equipo. En el contexto grupal, en la etapa de comentarios, es
donde el director favorece que la familia comunique sobre la comunicación acontecida
previamente en el contexto dramático. Es importante que se insista a los miembros de
la familia que los comentarios traten de ser hechos desde el compartir, desde la
resonancia afectiva, pidiéndoles que compartan con el protagonista el momento de sus
vidas donde hayan podido sentirse de forma parecida a él.
E.17. Técnicas de espejo. Con esta técnicas y con la utilización de la filmación en
videotape de las sesiones, se favorece el que los protagonistas tengan una percepción
objetiva de su propio comportamiento. Se les provee de un sistema para que puedan
sugerir, indicar o criticar a su propio rol puesto en juego por un yo-auxiliar en frente de
el que permanece observado. La técnica clásica tiene la ventaja sobre el vídeo, que el
protagonista puede sugerir cambios sobre la puesta en marcha al yo-auxiliar que juega
su papel. Favorece la toma de posición frente al propio comportamiento, en una suerte
de comunicación sobre sus propios estilos de comunicación. La técnica del espejo
debe ser utilizada con cuidado pues puede levantar ansiedades persecutorias en
sujetos predispuestos. Es una técnica de confrontación. Puede utilizarse para
confrontar al grupo familiar como totalidad, o a un subpsicogrupo, o para mostrar el
modo transferencial de reaccionar ante el terapeuta, o para mostrarles cómo se tratan
unos a otros.
En ocasiones es útil esta técnica para un miembro de la familia que no es consciente
de las atracciones que suscita y sigue empeñado en el <>. Podrá ver
cómo el yo-auxiliar que interpreta su papel, es objeto de elecciones, y muestras de
afecto sincero por parte del resto del grupo. A veces las escenas no verbales son las
más eficaces, sobre todo con un protagonista con déficits en los modelos de ingeridor
(histerias-fobias) o en el de defecador (depresiones-psicopa-tías) que empleen como
síntoma vicariante para captar la atención bien el <> o bien el
<>. En otras ocasiones será útil que el yoauxiliar
efectúe un espejo espontáneamente y sorpresivamente dentro del propio
contexto grupal. Por ejemplo, para el paciente acaparador, cada vez que interviene, el
yo-auxiliar le imita interrumpiendo con las mismas palabras y gestos pero de una forma
deliberadamente exagerada. La exageración en el espejo es muy importante pero debe
de estar en un rango intermedio de tal manera que sea suficiente para que el
protagonista advierta el mensaje y no sea demasiado exagerada de tal forma que el
protagonista no se reconozca y/o se sienta burlado. En el punto ideal, la técnica del
espejo bien realizada por un yo-auxiliar con grandes recursos dramáticos, debe de
provocar la risa compartida, donde el protagonista se sienta al mismo tiempo <y comprendido>>. Hay que recordar que para MORENO, la risa es <de la catarsis>>.
Tras la técnica del espejo, se le ofrece al protagonista, la realización de su escena
ficticia, donde él pueda cambiar su conducta previamente autocriticada. Se puede
hacer repetidas veces hasta que el protagonista esté satisfecho con el cambio.
E.18. Técnicas del soliloquio y el doble. Estas técnicas también favorecen la
comunicación sobre el modo de comunicación en curso. Representan una suerte de
paradoja ya que la consigna explícita del director es: <doble de esta persona (o esta persona hace un soliloquio). Todo lo que se diga, no es
escuchado, no interviene en el diálogo de la escena>> , cuando el propósito implícito
es que sea tenido en cuenta por el protagonista que advertirá así de sus sentimientos
al interlocutor, con lo que modificará el sentido de la escena.
La técnica del doble es especialmente útil en sociodrama familiar para ofrecer una
salida con un comentario significativo, a situaciones en las que el protagonista se
encuentra bloqueado y angustiado por situaciones de doble-vínculo. Con esta técnica
así como con los soliloquios y apartes, se crea en el contexto dramático un subcontexto
metacomunicativo donde se transgreden parcialmente las reglas o rituales del juego
familiar estereotipado, dándole un viraje terapéutico a la situación paradójica.
E.19. Ofertar distintos contextos y subcontextos bien delimitados, para favorecer el
desarrollo de hábitos de auto y hetero-observación objetivante. Para ello se puede
pasar cuantas veces sea necesario del contexto dramático al grupal y viceversa. Las
técnicas de creación y asunción de roles en una familia imaginaria, las escenas de
proyección al futuro y la última vuelta del cambio de roles múltiple en la que deben
crear nuevos roles, suponen la inmersión en contextos alternativos.
E.20. Las relaciones entre ambos integrantes de la unidad funcional formada por el
director y el yo-auxiliar, deben se instrumentadas como transmisoras de un modelo de
cultura terapéutica ya que en todo caso esa relación se está ofreciendo como modelo
de identificación a lo largo de las sesiones. Se valoriza cada vez más a la transmisión y
búsqueda de nuevos modelos relacionales, a la integración de lo afectivo en el
aprendizaje y a la modalidad vincular que particularmente ofrecemos en sociodrama,
como los verdaderos móviles de la mejoría. Hoy se sabe que la personalidad y el estilo
de los terapeutas es una variable muy importante más allá de la técnica empleada.
F. Transformación y mejoría de la autoimagen familiar.
F.1. Utilización constante de las imágenes alegóricas familiares. Estas imágenes
deberán ser objetivadas toda vez que se produzca un cambio integrador en las formas
de vinculación.
F.2. Además de la investigación secuencial de las imágenes familiares, en sociodrama
se utiliza específicamente la técnica de objetivación de la estructuración sociométrica
situacional a través de las situaciones reales o imaginarias. En ella se pide al sujeto
que interactúe intentando asignar y rechazar o asumir un rol rechazable para esa
cultura (p.ej., ladrón) que es ofertado por la puesta en escena del director. Una vez
observadas las alianzas, las presiones de asignación, las oscuras asunciones, etc., se
pide a cada miembro que realice una imagen de cómo sintió la interacción. Una vez
realizadas las imágenes de todos los miembros, se procede a una búsqueda activa de
una imagen de consenso en la que sin faltar los elementos subjetivos de las imágenes
individuales, se logre un cierto acuerdo en los aspectos grupales de la autoimagen
familiar situacional. Esto supone la posibilidad de continuar la sesión con
dramatizaciones simbólicas en situaciones familiares donde prevalezcan las
estructuraciones sociométricas afectivas del psicogrupo o donde prevalezcan las
estructuraciones sociométricas de criterio socioeconómico del sociogrupo.
Normalmente, en las familias patológicas, es común que puedan identificarse áreas de
fortaleza y acuerdo en la eficacia del sociogrupo. Esta imagen contrarresta la imagen
de fracaso como psicogrupo, y por ello debe ser apoyada en un primer momento.
F.3. Las escenas de creación y asunción de roles en una familia imaginaria, deben
repetirse a lo largo del tratamiento, pues en ellas, la familia puede ir concretando los
nuevos aspectos alcanzados en su autoimagen.
F.4. En familias muy rígidas, se puede estimular la transformación de la autoimagen
grandiosa que trata de imponer el líder oficial, mediante la técnica del Guardián del
Cielo. En ella cada miembro de la familia pasa por el rol de guardián de la puerta del
cielo, sometiendo a los demás a un juicio y teniendo que justificar su veredicto para
enviarle al cielo o al infierno. Deben emplearse dobles para estimular la escena. Si
alguno de los condenados al infierno protesta, puede dársele una segunda oportunidad
de <> y tratar de reparar la escena por la que otro miembro le
condena. En cualquier caso se realizará una <> donde los
beneficiados por el protagonista se comunicarán sobre los puntos fuertes objetivos de
la familia.
F.5. Tratar de finalizar cada sesión con una escena o imagen que resalte los aspectos
resolutivos, positivos, integradores de la familia, por pequeños que éstos sean al
principio. Incluso en algunos casos puede ser importante al principio que la familia
salga de la sesión con alguna imagen positiva aunque haya sido a través de trabajar
situaciones ideales o fantásticas.
F.6. Dramatizar los dos estilos básicos de afrontar la ruptura del orden familiar
establecido. Cuando un miembro de poco status sociométrico comete un error existen
dos tipos de actitudes básicas por parte del líder oficial: a) Buscar un culpable, b) Tratar
de encontrar la mejor manera de enmendar el error. Cuanto menor es el nivel
sociogenético de la familia, hay más tendencia a, primero, buscar un culpable y,
segundo, tratar de hallar una solución. Según se eleva el nivel sociogenético1 el grupo
es más capaz de sentirse solidario con el que cometió el error y tratar de reparar como
grupo.
F.7. Deben ser destacados como positivos todos aquellos roles bien estructurados, así
como todos aquellos vínculos del tipo complementario rol a rol. En la cultura de la
familia, hay elementos que pueden ser utilizados para ampliar el repertorio de roles
potenciales de los miembros. Es útil realizar escenas con criterio de sociogrupo, donde
la estructura de las mismas demande la creación de nuevos roles para poder lograr
éxito en la tarea sociogrupal propuesta. Más adelante se irían introduciendo poco a
poco criterios psicogrupales.
F.8. Instrumentar la relación terapéutica, pues ésta favorece el apoyo a la autoimagen
familiar. La aceptación de los momentos necesarios de confrontación dependerá de
que haya existido un caldeamiento suficiente y una experiencia previa de encuentro, de
unión de los terapeutas con la familia. La unidad funcional director-ego auxiliar, se
adentra y acomoda a las formas de la familia en una suerte de mimesis, de
comunicación terapéutica que favorece la identificación y el encuentro.
En las primeras entrevistas verbales en las que no se dramatiza y se va realizando el
diagnóstico de los patrones disfuncionales, los terapeutas utilizan la comunicación
terapéutica para favorecer el encuentro.
Los elementos básicos de la comunicación terapéutica son:
· Aceptación, protección y contención.
· Ayudar a discriminar lo que se siente, lo que se percibe y lo que se piensa.
· Relajar el campo.
· Producir un efecto o impacto.
· Interpretar los mensajes latentes.
· Transmitir una buena disposición para comprender, reconocer y responder.
· Fomentar la autocorrección de la información, ayudando a percibir, evaluar y
expresarse.
· Comunicar sobre los modos de relación en curso.
· Facilitar la comunicación de contenidos relativos a situaciones de
sobreprotección, sobreexigencia, rivalidad, voluntad de dominio, desesperación,
pérdida o soledad.
· Identificarse de forma concordante con la experiencia empírica del otro.
· Comprender y apreciar mutuamente las acciones y palabras.
· Poner en claves inteligibles para todos las señales verbales y de acción.
· Observar cómo las respuestas propias amplían, vinculan o alteran la declaración
inicial del otro.
· Expresar las respuestas en el lenguaje del otro.
· Seleccionar las respuestas y los silencios.
· Ayudar a la elaboración de formas más adecuadas de expresión y acción.
· Manejar cada hecho del momento en el instante en que ocurre, y aceptarlo,
ayuda a aceptar el recuerdo de hechos penosos anteriores.
· Ayudar a aceptar significa eliminar sentimientos y fantasías de previsión
exageradas que atentan contra la consideración del propio status sociométrico.
· Ayudar a ordenar en el tiempo y en el espacio la sucesión de hechos vitales
conectados entre sí, permite que se evalúen los puntos de vista infantiles, que
siguen siendo válidos en el momento actual.
· Ayudar a la elaboración de recuerdos de situaciones traumáticas donde existió
contradicción entre los aspectos cognitivos y los emocionales y uno de los
componentes fue reprimido.
· Redescubrimiento y reavivamiento de la combinación de reacciones psíquicas y
motoras, relación humana y situación ambiental que en el pasado fue vivido
como placentero.
· Observar y señalar el cómo centrándose en los efectos del comportamiento aquí
y ahora.
· Aceptar niveles de comunicación más o menos regresivos y adaptarse al
lenguaje emocional primitivo, para poder establecer contacto y gratificación, a fin
de poder introducir posteriormente modos más complejos de comunicación.
El terapeuta debe tomar el verdadero liderazgo situacional, en el que opera como un
ego-auxiliar. A través de sus función auxiliar, logra una unidad con cada uno de los
miembros y así la de ellos entre sí para que lleguen a tener función de auxiliar los unos
con los otros. Se evitará así el efecto pseudocohesivo de tipo camarilla6 y se
recuperará a los aislados.
F.9. Durante el caldeamiento específico de un protagonista de una situación familiar, la
unión del terapeuta se mantiene y amplía a través de una serie de pasos:
a) Como yo-auxiliar, proyecta activamente su empatía sobre un sujetoprotagonista
al cual elige como emergente.
b) El sujeto responde con una retropatía, eligiendo o rechazando.
c) No siempre hay acuerdo. Pero este testimonio de empatía, afecta
violentamente al sujeto de tal modo que favorece la decantación de un
sentimiento que puede ser objetivado a través de los índices de liberación
afectiva de orden fisiológico4.
d) Con el desarrollo de la interacción y la instrumentación técnica, se llega a
establecer una unidad de comunicación. Esta es la fase importante del doble
drama.
e) Lo que en el protagonista, sobre todo en el psicótico, es auténtico, en el yoauxiliar
es sólo un instrumentación, un artificio hábil. El comportamiento del yoauxiliar
puede parecer artificial y falso y esto perturba al sujeto. En este caso
deberá instrumentarse como yo-auxiliar a un líder sociométrico o a otro miembro
del grupo familiar con el que exista un tele positivo, permitiendo que subsista la
desconfianza inicial hacia el yo-auxiliar profesional. También puede convenirse
que se trata de un mero juego de roles, para que lo que comienza en forma de
artificio, acabe convirtiéndose en una identidad real de sentimientos, en una
complementariedad con compromiso.
f) El autotele que mantienen los protagonistas con personajes ilusorios, debe ser
descubierto y transformado en tele hacia los yo-auxiliares en el contexto
dramático.
Para finalizar, recordar que las técnicas aquí descritas, pueden ser utilizadas también
en trabajos de sociodrama institucional y laboral una vez hechas las transformaciones
precisas. Asimismo, muchas de ellas pueden utilizarse en psicoterapia de grupo
psicodramática cuando el grupo lleva suficientemente tiempo trabajando como para
constituir una familia psicológica.
BIBLIOGRAFÍA
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Psiquiátricas nº.138, 4º trimestre, 1994.
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3. MORENO, J. L. : Fundamentos de la Sociometría. Ed. Paidós.
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Hospital Psiquiátrico. Aspectos técnicos diferenciales. Informaciones Psiquiátricas
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6. ÁLVAREZ VALCARCE, PABLO: Psicodrama y Esquizofrenia Crónica. Un estudio
clínico y sociométrico. Revista de la Asociación Española de
Neuropsiquiatría, vol. VIII, nº.24, 1988.
7. ÁLVAREZ VALCARCE, PABLO: Tratamiento con Sociodrama Familiar de un
niño epiléptico con disconductas. Revista de la Asociación Española de
Neuropsiquiatría nº.13, 1985.
8. ÁLVAREZ VALCARCE, PABLO: Sociodrama y Psicopatología Vincular del
Epiléptico. Revista de la Asoc. Esp. de Neuropsiquiatría nº.16, 1986.
9. ÁLVAREZ VALCARCE, PABLO: Teatro de la Locura, el rito y la transgresión.
Informaciones Psiquiátricas nº. 132, 2º trimestre, 1993.